Semana 1: La esperanza y el anhelo de vida eterna.
«Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna». Jn 6,68
Criterio para iluminar el día
Espero en las promesas del Señor.
Acciones concretas
Con la ayuda del Espíritu Santo, me propongo:
- Recordar a un ser querido que ha fallecido, reflexionando sobre la cita: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí aunque muera vivirá” (Jn 11,25).
- Dialogar con mi cónyuge la promesa: “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28,20).
- En un momento de dificultad tendré presente la cita: “Bienaventurados los que sufren porque ellos serán consolados”. (Mt 5,5)
Oración de la semana
¡Tarde te Amé![1]
¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé!
Y he aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba;
y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo, mas yo no lo estaba contigo.
Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían.
Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera;
brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora te anhelo;
gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti;
me tocaste, y me consumió tu paz.
[1] San Agustín, Las Confesiones, Libro X, Cap. XXVII, 38.