Lecturas del día

Lecturas de La Sagrada Familia: Jesús, María y José (B)

Eclo 3,2-6.12-14 / Sal 127,1-2.3.4-5 (R.: cf. 1) / Col 3,12-21 / Lc 2,22-40
Opción año B: Gén 15,16;21,1-3 / Sal 104,1b-2.3-4.5-6.8-9 (R.: 7 y 8a) / Heb 11,8.11-12.17-19

PRIMERA LECTURA

Te heredará uno salido de tus entrañas.

Lectura del libro del Eclesiástico     3,2-6.12-14

Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole. El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha. Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 127,1-2.3.4-5 (R.: cf. 1)

R/. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.

Dichoso el que teme al Señor,
y sigue sus caminos. 
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa; tus hijos,
como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.

SEGUNDA LECTURA

Fe de Abraham, de Sara y de Isaac.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses     3,12-21

Como pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado, sea vuestro uniforme la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y celebrad la Acción de Gracias: la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría.

+ Lectura del Santo Evangelio según san Lucas     2,22-40

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor. (De acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: “Todo primogénito varón será consagrado al Señor”), y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: “un par de tórtolas o dos pichones”. Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y piadoso, que aguardaba el Consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. 
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. 
Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

Palabra del Señor.


Opción año B:

PRIMERA LECTURA

Te heredará uno salido de tus entrañas.

Lectura del libro de Génesis     15,1-6; 21,1-3

En aquello días, Abraham recibió la palabra del Señor:
—«No temas, Abraham, yo soy tu escudo, y tu recompensa será abundante».
Abraham contestó:
—«Señor, ¿de qué me sirven tus dones, si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?»
Y añadió:
—«No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará».
La palabra del Señor le respondió:
—«No te heredará ése, sino uno salido de tus entrañas».
Y el Señor lo sacó afuera y le dijo:
—«Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes».
Y añadió:
—«Así será tu descendencia».
Abraham creyó al Señor, y el Señor lo tuvo por un hombre justo.
El Señor visitó a Sara, como lo había prometido. Ella concibió y dio a luz un hijo a Abraham, en su vejez, en el tiempo que había dicho.
Al hijo que le había nacido, que había dado a luz Sara, Abraham lo llamó Isaac.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 104,1b-2.3-4.5-6.8-9 (R.: 7a y 8a)

R/. El Señor es nuestro Dios, se acuerda de su alianza eternamente.

Den gracias al Señor, invoquen su nombre,
den a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cántenle al son de instrumentos,
hablen de sus maravillas. R/.

Gloríense de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurran al Señor y a su poder,
busquen continuamente su rostro. R/.

Recuerden las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca.
¡Estirpe de Abraham, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido! R/.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abraham,
del juramento hecho a Isaac. R/.

SEGUNDA LECTURA

Fe de Abraham, de Sara y de Isaac.

Lectura de la carta a los Hebreos     11,8.11-12.17-19

Hermanos:
Por su fe, obedeció Abraham a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en herencia. Salió sin saber adónde iba.
Por su fe, también Sara, a pesar de su edad avanzada, obtuvo fuerza para fundar un linaje, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía. Por eso de un solo hombre, sin vigor ya para engendrar, nacieron hijos numerosos como las estrellas del cielo y como la arena incontable de las playas.
Por la fe, Abraham, puesto a prueba, ofreció a Isaac; y era su hijo único lo que ofrecía, el destinatario de la promesa, del cual le había dicho Dios: «Isaac continuará tu descendencia».
Pero Abraham pensó que Dios tiene poder hasta para resucitar muertos. Y así recobró a Isaac como figura el futuro.

Palabra de Dios.

Aleluya     Hb 1,1-2

En distintas ocasiones habló Dios antiguamente
a nuestros padres por los profetas.
Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo.

El Evangelio es el mismo señalado anteriormente.