Queridos hermanos y hermanas:
Quiero agradecerles por haber venido a esta Misa: quiero agradecer a todos, a todos los que han trabajado para esta doble maratón: la del domingo pasado y esta… ¡muchas gracias! Y quiero agradecer a ustedes, enfermos: ¡hay cuatro mil enfermos aquí! Gracias a ustedes que con vuestros sufrimientos ayudan a la Iglesia, ayudan a llevar la Cruz de Cristo. Gracias. ¡Muchas gracias a ustedes!
Y al final de esta celebración, nuestro pensamiento se dirige a la Virgen Santa, a la que veneran en la iglesia catedral dedicada a ella. A María le ofrecemos nuestras alegrías, nuestros dolores y nuestras esperanzas. Le pedimos que pose su mirada misericordiosa en quienes de nosotros están sufriendo, especialmente en los enfermos, en los pobres y en quienes están privados de un trabajo digno.
Recordando el ardor apostólico de dos figuras de su tierra, el Beato Odoardo Focherini y la Venerable Marianna Saltini, testigos de la caridad de Cristo, saludo con gratitud, a ustedes, los fieles laicos. Los animo a ser protagonistas de la vida de sus comunidades, en comunión con sus sacerdotes: apunten siempre en lo que es esencial en el anuncio y en el testimonio del Evangelio.
Agradezco a ti, querido Obispo Francesco, y a todos ustedes, Obispos de la Región de Emilia Romaña, por su presencia, y sobre todo, al Pastor de esta diócesis, Mons. Francesco Cavina: los exhorto a estar al lado de sus sacerdotes con la escucha, la ternura y la cercanía atenta.
Por último, quisiera agradecer a todos y cada uno de ustedes, queridos fieles, a los sacerdotes, religiosos y religiosas, a las Autoridades y particularmente a cuantos han colaborado para organizar esta visita, con un pensamiento especial para el AGESCI y el coro, compuesto por todos los coros de la diócesis, que ha animado esta liturgia.
Confiamos nuestras vidas y el destino de la Iglesia y del mundo a María, recitando juntos la oración del Ángelus. Angelus domini…
(Griselda Mutual – Radio Vaticano)