El Papa Francisco destacó el lazo que une al recién nacido Jesús y a San Esteban el primer mártir. Lo hizo en su reflexión para introducir el rezo del Ángelus, del 26 de diciembre de 2017, día el que la Iglesia universal invoca a San Esteban, el primer mártir, en su fiesta litúrgica, el día después de la Solemnidad de la Navidad.
Esteban testimonia el mensaje incómodo de Jesús
Evocando la fe de Esteban, lleno de Espíritu Santo, el Papa recordó que al primer mártir los jefes de su pueblo lo acusan de haber afirmado que ese Jesús de Nazaret iba a destruir el templo de Jerusalén y cambiar las tradiciones que les había dado Moisés:
“El mensaje de Jesús es incómodo y nos incomoda, porque desafía el poder religioso mundano y provoca las conciencias. Después de su venida, es necesario convertirse, cambiar mentalidad, renunciar a pensar como antes, cambiar, convertirse. Esteban permaneció anclado al mensaje de Jesús hasta la muerte. Sus últimos ruegos: ‘Señor Jesús, recibe mi espíritu’ y ‘Señor, no les tengas en cuenta este pecado’ (Hch 7,50-60) estos dos ruegos son eco fiel de las pronunciadas por Jesús en la cruz: ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’ (Lc 23, 46) y ‘Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen’ (34)”
Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres
Tras hacer hincapié en que las palabras de Esteban son posibles solamente porque el Hijo de Dios ha venido a la tierra y ha muerto y resucitado por nosotros y que antes de estos eventos eran expresiones humanamente impensables, el Papa Francisco invitó a contemplar al Niño Dios:
«También nosotros, ante el Niño Jesús en el pesebre, le podemos rezar así: Señor Jesús, te encomendamos nuestro espíritu, recíbelo’ para que nuestra existencia sea verdaderamente una vida buena según el Evangelio».
“Jesús es nuestro mediador y nos reconcilia no sólo con el Padre, sino también entre nosotros. Él es manantial del amor, que nos abre a la comunión con los hermanos, a amarnos entre nosotros, eliminando todo conflicto y resentimiento ¡Sabemos qué cosa fea son los resentimientos, hacen tanto daño y nos hacen tanto daño! Y Jesús elimina todo esto y hace que nos amemos. Éste es el milagro de Jesús. Pidamos a Jesús, nacido por nosotros, que nos ayude a asumir esta dúplice actitud de confianza en el Padre y de amor al prójimo; es una actitud que transforma la vida y la hace más bella y fructuosa.”
La Madre de Dios nos ayude a testimoniar a su Hijo Jesús
El Papa invitó a elevar nuestra oración confiada a María, Madre del Redentor y Reina de los mártires, para que nos ayude a acoger a Jesús, como Señor de nuestra vida y a ser valientes testigos de Cristo, listos a pagar en primera persona el precio de fidelidad al Evangelio.
Cecilia de Malak – Ciudad del Vaticano