Mi vida en Xto

Oración del jueves: “La paz esté con ustedes”

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+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Jesús, en este día me pongo en tu presencia al iniciar mi oración. Te pido que me ayudes a creer cada vez más en ti, que mi fe se vea fortalecida y que esta oración, que es un diálogo de amigos contigo, me renueve y me ayude a ser un mejor discípulo tuyo.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Puesto en tu presencia, reconozco también buen Jesús, que muchas veces soy incoherente con el amor que te tengo. A veces me olvido de ti y te doy la espalda y prefiero las cosas fáciles que me ofrece el mundo. Te pido perdón también por mi indiferencia. Pero quiero decirte, que al mismo tiempo confío en tu perdón y en tu misericordia. Me acojo a ellas y te pido que me ayudes cada día a ser mejor.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día

“La paz esté con ustedes” Lc 24,35-48

Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.  Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”.  Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: “¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas?  Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo.  Tóquenme y vean.  Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo”.  Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies.  Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer.  Pero Jesús les preguntó: “¿Tienen aquí algo para comer?”.  Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo comió delante de todos.  Después les dijo: “Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos”.  Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: “Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados.  Ustedes son testigos de todo esto.

Lectura espiritual breve

Lee lo que nos dice el Papa Pablo VI:

Fijémonos en el saludo inesperado, tres veces repetido por Jesús resucitado cuando se apareció a sus discípulos reunidos en la sala alta, por miedo a los judíos. En aquella época, este saludo era habitual, pero en las circunstancias en que fue pronunciado, adquiere una plenitud sorprendente. Os acordáis de las palabras: “Paz a vosotros”. Un saludo que resonaba en Navidad: “Paz en la tierra” (Lc 2,14) Un saludo bíblico, ya anunciado como promesa efectiva del reino mesiánico.

Pero ahora es comunicado como una realidad que toma cuerpo en este primer núcleo de la Iglesia naciente: la paz de Cristo victorioso sobre la muerte y de las causas próximas y remotas de los efectos terribles y desconocidos de la muerte. Jesús resucitado anuncia pues, y funda la paz en el alma descarriada de sus discípulos. Es la paz del Señor, entendida en su significación primera, personal, interior, … aquella que Pablo enumera entre los frutos del Espíritu, después de la caridad y el gozo, fundiéndose con ellos (Gal 5,22) ¿Qué hay de mejor para un hombre consciente y honrado? La paz de la conciencia ¿no es el mejor consuelo que podamos encontrar?… La paz del corazón es la felicidad auténtica. Ayuda a ser fuerte en la adversidad, mantiene la nobleza y la libertad de la persona, incluso en las situaciones más graves, es la tabla de salvación, la esperanza…en los momentos en que la desesperación parece vencernos…. Es el primer don del resucitado, el sacramento de un perdón que resucita.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Jesús por este momento de oración. Gracias por haberte entregado por mí y por haber resucitado, porque estás vivo y me acompañas en cada momento de mi peregrinar. Ayúdame a vivir esta pascua de tu resurrección con amor y generosidad.  Amén.

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Santa María,
Madre del Señor Jesús y nuestra,
obténnos la presencia vivificante
del Espíritu,
y la gracia de andar siempre
por los caminos de Dios.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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