Artículos Opinión

Tecnología en el deporte y relativismo

En la reciente Copa de Confederaciones, realizada en Rusia como previa del Mundial de Fútbol del 2018, se puso a prueba la revisión electrónica de los cobros arbitrales. El sistema aplicado se denomina VAR (video assistant referee) y permite a los equipos que sean revisadas las marcaciones consideradas equivocadas.

El pedido de la tecnología aplicada a los arbitrajes de fútbol es un clamor que viene creciendo entre los aficionados. En otros deportes, como el tenis y el rugby, la tecnología ya es utilizada y ha permitido que las determinaciones de los jueces sean más objetivas.

Independiente del mérito de la bondad o maldad de las revisiones tecnológicas, me parece importante resaltar que lo que está en juego es la justicia en el deporte. La idea es que nadie sea beneficiado fuera del reglamento. El deporte tiene reglas claras que deben ser observadas. De eso depende el éxito de las competencias. La función de los jueces es velar para que el reglamento sea observado por todos los atletas.

El mismo Papa Francisco se refiere al asunto cuando afirma que “la práctica del deporte estimula una sana superación de sí mismos y de los propios egoísmos, entrena el espíritu de sacrificio y, si se enfoca correctamente, favorece la lealtad en las relaciones interpersonales, la amistad y el respeto de las reglas”1.

En medio de la dictadura del relativismo2 el deporte es un ámbito de excepción, porque exige el seguimiento estricto de las reglas. La ayuda tecnológica busca garantizar que nadie se salga un milímetro de lo deportivamente legal. Por ejemplo: el gol sólo se da cuando la pelota pasa 100% la línea del arco. Si una muy pequeña parte del balón no la cruza, no hay gol. Punto, no hay discusión. Por más milimétrica que sea la diferencia, una situación es gol y la otra no lo es.

En el deporte las reglas no dan margen al subjetivismo. Incluso las reglas arbitrarias, como el número de sustituciones permitidas en un partido, deben ser cumplidas. Esto constituye un importante camino pedagógico en la sociedad actual, porque muestra que no todo es relativo.

La misma afirmación de que todo es relativo es contradictoria en sí misma, porque es absoluta. En el intento de imponer el relativismo, lo hace con un argumento absolutista. Algo análogo sucede con los que niegan la existencia de la verdad. Afirman que la verdad no existe, lo que convertiría en mentira esa misma sentencia.

Nadie es el dueño de la verdad. Nadie tiene el derecho de imponer sus convicciones a los demás. Hoy los que más lo intentan hacer son los que se auto declaran tolerantes y se disfrazan de progresistas. En verdad son intolerantes y reaccionarios. Debemos promover una cultura del diálogo y del respeto. Eso no se logra descalificando las opiniones y posturas de los demás, como hacen los dictadores del relativismo.

Pienso que el deporte nos ayuda a recuperar el sentido de la sana obediencia a las reglas y del respeto a las autoridades establecidas. A nivel de sociedad, nos ayuda a entender la necesidad de que todos cumplamos las leyes. En nuestra relación con Dios y con la fe, nos permite recordar que los mandamientos y los preceptos de la Iglesia no son limitantes de nuestra libertad, sino un camino de felicidad y de plenitud, pues “Cristo no quita nada y lo da todo”3.

1Papa Francisco, Mensaje a los Delegados de los Comités Olímpicos Europeos, 23/11/2013.
2Card. Joseph Ratzinger, Homilía en la Misa “pro eligendo Pontifice”, 18/4/2005.
3Papa Benedicto XVI, Homilila Inaugiral de su Pontificado, 24/4/2005.

© 2017 – Alexandre Borges de Magalhães para el Centro de Estudios Católicos – CEC