Documento Final – IV Asamblea Plenaria MVC

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IV Asamble MVC guia
Que cada emevecista conozca y reflexione en este documento es fundamental. Por esto, con el fin de ayudar en la reflexión del Documento Final, hemos elaborado esta Guía que los ayudará a conocerlo y a llevarlo a la práctica en la localidad donde se encuentren.

http://formacionenlafe.com/iv-asamblea-plenaria-del-mvc/

 


MOVIMIENTO DE VIDA CRISTIANA

IV ASAMBLEA PLENARIA

19 al 25 de enero de 2015

“Vivir y anunciar la alegría del Evangelio”

DOCUMENTO FINAL


Arequipa, sábado 24 de enero de 2015

Queridos hermanos y hermanas:

El documento que les presento es el resultado del trabajo realizado durante la IV Asamblea Plenaria del MVC.  Recoge la experiencia, reflexiones y orientaciones planteadas en vistas a nuestro servicio apostólico durante los siguientes cinco años[1].

Recibimos con alegría y gratitud la bendición apostólica del Sucesor de Pedro, cuya Exhortación Apostólica Evangelii gaudium ha guiado nuestras reflexiones y trabajos.  Ha resonado en nuestros corazones su invitación a ser cada vez más un movimiento en salida que testimonie la alegría del Evangelio: «Espero que todas las comunidades procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están»[2].

Hemos escuchado el llamado a una profunda renovación en nuestro deseo de santidad e identidad apostólica y queremos vivirlo con gran alegría, fervor y dinamismo.

Tres palabras nos han acompañado en estos días y creemos que deben marcar un espíritu de fondo en el Movimiento: unidad, reconciliación y apostolado.  Es por eso que exhorto a todo emevecista, en cada región, localidad y centro apostólico, perteneciente a las distintas asociaciones y servicios, a leer y reflexionar este documento, discerniendo la mejor manera de aplicarlo.

¡Que Nuestra Madre nos guíe siempre para que vivamos intensamente nuestra vocación apostólica y compartamos con todos la alegría del Evangelio!

Alexandre Borges
Coordinador General del Movimiento de Vida Cristiana


Proemio

      Nos hemos reunido como Asamblea Plenaria del Movimiento de Vida Cristiana, en la ciudad de Arequipa (Perú) —donde el carisma con el cual Dios nos bendice ha echado raíces profundas—, para mirar de modo renovado el horizonte de la misión a la que hoy nos invita el Señor Jesús.  Durante estos días iniciamos con gozo cada jornada celebrando el don de la Eucaristía, que nos ha alimentado y sostenido.  Hemos trabajado juntos.  En un diálogo sincero y fraterno constatamos la riqueza de los dones con los que Dios nos bendice, así como el mayor compromiso e iniciativa que hemos ido asumiendo todos los miembros del MVC en los diversos lugares y culturas en donde el Espíritu Santo nos ha convocado para servir.

2       Nuevamente nuestra Madre se ha hecho presente en nuestro caminar.  Esta vez de manera especial en el manto de Guadalupe.  Nos hemos reconocido en esa ruda tilma de San Juan Diego que nos invita a la humildad.  Su voz suave se dirige a nosotros hablándonos dulcemente de confianza, reconciliación, evangelización y amor a su Hijo.  Tenemos la íntima convicción de que si somos como “el más pequeño de sus hijos”, Ella hará florecer rosas de Castilla en nuestras vidas.

3       Como emevecistas somos y nos sentimos hijos de la Iglesia.  Por ello, siguiendo el ejemplo de escucha y acogida de nuestra Madre María, nos hemos dejado iluminar y cuestionar por las enseñanzas del Papa Francisco[3].  Queremos acoger con conciencia y madurez la invitación que nos hace en la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, a vivir y anunciar la alegría del Evangelio, siendo también nosotros una porción de la Iglesia en salida, que quiere llegar con audacia a un mundo que necesita encontrarse cara a cara con la Buena Nueva de Jesucristo.

      Dios, en su providencia, ha querido que nuestra IV Asamblea se celebrara en el año en que la Iglesia universal dedica una particular atención a la vida consagrada y a la familia.  En el MVC, la diversidad de estados de vida constituye una riqueza que nos alienta a apoyarnos mutuamente, para ser capaces de mostrar al mundo de hoy que el Amor es real y que es el único horizonte de vida que vale la pena ser vivido.

5       Hemos podido constatar con gratitud el crecimiento y maduración alcanzados en estos treinta años de peregrinar como Movimiento.  Reconocemos con alegría y responsabilidad el lugar central que ocupa el MVC en la Familia Sodálite, no sólo por sus dimensiones o su vitalidad, sino por ser también, en el seno de nuestra familia espiritual, lugar de encuentro por excelencia entre sus miembros y de apostolado común.

      Mirando nuestra historia con el realismo esperanzado del Evangelio, vemos que junto a estas muchas bendiciones y a las respuestas generosas al Plan de Dios, ha habido también en nuestra familia espiritual hechos dolorosos, incoherencias y pecados, que han dejado heridas y por eso hoy, con humildad, queremos acoger la exhortación de San Pablo a dejarnos reconciliar por Dios[4].

7       En medio de la diversidad que nos caracteriza y enriquece somos testigos de una profunda y dinámica unidad, que se funda en el carisma y espiritualidad que todos compartimos y que estamos llamados a seguir profundizando. Queremos ahondar cada vez más nuestra comunión con Dios y entre nosotros, dejándonos transformar en “odres nuevos” capaces de acoger el “vino nuevo” que es Cristo mismo[5]. Como la primera comunidad cristiana, también nosotros queremos seguir a Jesús con toda nuestra vida y responder a la misión de «anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente»[6].


Renovarnos desde nuestra identidad

8       Nos descubrimos llamados a hacer vida en nosotros la alegría del Evangelio, a dar testimonio del encuentro que nos transforma y que se expresa en todas las dimensiones de la persona. En ese espíritu, durante los diálogos en la Asamblea identificamos algunos desafíos y prioridades para la vida y misión del Movimiento de Vida Cristiana en este tiempo, que nos alientan y ayudan a renovarnos:

9       Fortalecer nuestra identidad emevecista, «sellada por nuestra vocación al apostolado»[7] desde la conciencia de ser hijos de la Iglesia y de nuestro lugar en la Familia Sodálite.

10     Trabajar por una mayor unidad desde nuestra espiritualidad y carisma, y desde la misión que compartimos, buscando vivir en particular la reconciliación —don precioso que el Espíritu Santo nos ha regalado[8]— que promueve el diálogo fraterno, supera rupturas y hace posible el encuentro.

11     Valorar el patrimonio que hemos recibido, recogiendo lo positivo del camino recorrido y las lecciones aprendidas de los errores cometidos, enriqueciéndolo constantemente con nuestro aporte, para transmitirlo con fidelidad a las generaciones futuras.

12     Renovar nuestra mirada a la realidad actual, discerniendo a la luz del Espíritu Santo y desde el Evangelio, las situaciones personales y contextos culturales en los que vivimos y hacemos apostolado, aproximándonos desde la riqueza de ser un Movimiento internacional.

13     Buscar una mayor comunión y participación en la vida de la Iglesia local, nutriéndonos de su riqueza y aportando desde nuestro carisma[9].


Vivir la alegría del Evangelio

14     «Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría sea plena»[10]. Discerniendo desde nuestra identidad y carisma, descubrimos que para vivir con fidelidad y alegría nuestra «vocación eclesial a la santidad, el apostolado y el servicio»[11], debemos atender en este quinquenio, con especial empeño, los siguientes desafíos y prioridades:

Vida espiritual

15     Crecer en nuestra apertura cotidiana a la acción de la gracia de Dios por medio de una participación activa en los sacramentos y una intensa vida espiritual[12].

16     Cultivar más nuestra relación cordial con Jesús, desde el corazón de nuestra Madre, y transmitir con mayor libertad la experiencia vital de este encuentro[13].

17     Desarrollar y ofrecer medios concretos para el acompañamiento espiritual de los emevecistas y velar, en espíritu de familia, los unos por los otros.

Formación

18     Asumir nuestra responsabilidad personal de formarnos integralmente, desde nuestra espiritualidad, para la vida y el apostolado[14].

19     Promover una mejor formación de apóstoles de apóstoles, atendiendo de forma especial a aquellos que tienen un puesto de servicio.

20     Alentar a todos los emevecistas a desarrollar y compartir materiales y recursos de formación en diferentes idiomas y adaptados a la cultura de cada lugar.

Organización

21     Lograr una organización representativa y adecuada a cada realidad, que genere las condiciones para que las responsabilidades puedan asumirse con eficiencia y se promueva la comunión entre los miembros del MVC en vistas a un mejor servicio a la misión.

22     Trabajar por una organización que exprese y ayude a fortalecer la identidad propia del MVC, buscando definir procesos, establecer líneas claras de toma de decisión y acción que ayuden a su desarrollo y crecimiento orgánico.

23     Promover instancias de diálogo y comunión entre las distintas instituciones que participan en el apostolado del Movimiento para trabajar por un horizonte común y tender puentes de cooperación.

24     Difundir el documento que será elaborado por el Consejo General del MVC, que explicitará los principios que guían nuestra organización y ayudará a clarificar los procesos y modos concretos de organización.

Comunicaciones

25     Crecer en la actitud apostólica de compartir y comunicar nuestra fe (cf. 1Pe 3,15).

26     Aprovechar mejor los adelantos y recursos tecnológicos para facilitar una comunicación más amplia y fluida, que favorezca la sinergia y colaboración entre todos los miembros, iniciativas y responsables del MVC.

27     Sistematizar y documentar nuestras iniciativas apostólicas en orden a su uso y difusión.

28     Desarrollar nuevas modalidades de vinculación al Movimiento y de llegada a las personas a través de las posibilidades que ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación.

Temporalidades

29     Alentar la corresponsabilidad y generosidad de todos los miembros del MVC con el área de temporalidades, reconociendo la importancia que tienen los recursos económicos en el mantenimiento de nuestra misión apostólica.

30     Impulsar la organización de las temporalidades, desarrollando los medios y estrategias que nos ayuden a generar los recursos necesarios y administrar con cuidado y transparencia los bienes que nos han sido confiados para la misión.


Anunciar la alegría del Evangelio

31    «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24,32).  Esta pregunta ha resonado en nuestro interior y, como los discípulos de Emaús, nos lanza con ese mismo ardor a anunciar la alegría del Evangelio.  Somos conscientes de que nuestro apostolado es universal, ya que nada de lo humano nos es ajeno[15].  Con ese corazón encendido proponemos, según nuestros acentos apostólicos, las presentes orientaciones para el apostolado del MVC en los siguientes cinco años:

Servicio evangelizador a los jóvenes

32     Descubrimos que la realidad de las nuevas generaciones está en un constante cambio.  Asimismo valoramos las inquietudes, riquezas y fortalezas de los jóvenes de nuestro tiempo.

33     Como apóstoles enfrentamos un gran desafío en las realidades que amenazan a los jóvenes de hoy como son: la falta de compromiso y relaciones auténticas, la bulla y la dispersión, la indiferencia, así como algunas dificultades psicológicas y morales que pueden afectar su encuentro con el Señor Jesús, y su capacidad de entrar en sí mismos y cultivar su vida interior.

34     Reconocemos que cada joven está convocado por el Señor a la santidad a través de una vida cristiana coherente que incluye el discernimiento de su vocación particular.

35     Asimismo descubrimos una riqueza en nuestro carisma apostólico que responde de manera real a las nuevas generaciones, ofreciéndoles un espacio para que se desplieguen con libertad, responsabilidad y compromiso en el servicio de la misión.

36     Vemos la necesidad de renovar los medios y herramientas que utilizamos en nuestro servicio evangelizador con los jóvenes.

Propuestas

37     Generar una dinámica de reflexión constante en el MVC sobre la cultura juvenil, especialmente escuchando a los mismos jóvenes y ofrecer por medio de plataformas virtuales los desarrollos de estas investigaciones.

38    Ofrecer una formación adecuada a los jóvenes, buscando el diálogo y la colaboración con sus padres, y sugiriendo la ayuda de especialistas, según sea necesario.

39     Formar a los jóvenes desde temprana edad en temas de antropología cristiana, dignidad de la persona humana y moral cristiana.

40     Fortalecer características esenciales de nuestro carisma como el rol protagónico del joven en la misión evangelizadora, desarrollando un apostolado multiplicador que forme apóstoles de apóstoles y enfatizando que el joven es el principal apóstol del joven. 

41     Impulsar el apostolado personal, el acompañamiento al joven en su camino de fe, así como las Agrupaciones Marianas como comunidades de vida cristiana y de amistad auténtica en Cristo.

42     Forjar una cultura vocacional al interior de nuestro Movimiento en la que el discernimiento se realice en un clima de naturalidad. 

43     Fortalecer el acompañamiento a los jóvenes antes, durante y después de su proceso de discernimiento vocacional, en el que participen personas preparadas de distintos estados de vida.

44     Generar espacios que ayuden a los jóvenes a entrar en sí mismos y abrirse a la experiencia de Dios (caminatas, retiros, oración en silencio, servicio a los demás, encuentros culturales, etc.).

45     Fomentar en el MVC instancias creativas de apostolado que respondan a sus inquietudes privilegiando distintos tipos de voluntariado (solidario, catequético, profesional, misionero, ecológico, etc.). 

46     Retomar la reflexión y trabajo sobre un itinerario de vida cristiana para los jóvenes de nuestro Movimiento que sea flexible, adaptable y que cuente con recursos actualizados. 

Compromiso solidario con los pobres

47     El ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, se despliega como persona humana por la vía del amor.  Por eso, queremos llevar adelante un apostolado solidario que comprenda al ser humano en todas sus dimensiones, y que se desarrolle tanto con los más necesitados como con los voluntarios, evitando su posible instrumentalización.

48     Descubrimos la necesidad de reflexionar desde la espiritualidad sodálite en la solidaridad cristiana, profundizando la comprensión de la misma como servicio evangelizador y solidario.  Además, consideramos urgente cultivar la formación integral y encarnada de los beneficiarios y voluntarios, orientada por la Enseñanza Social de la Iglesia.

49     Vemos que en el MVC es relevante fomentar una cultura de solidaridad y reconciliación que avive un amor preferencial por los pobres en un contexto de conversión y caridad, como aspecto imprescindible de la vida cristiana.  Creemos importante invitar a todos los miembros del MVC a hacer un examen de conciencia, personal y comunitario, acerca de cómo estamos viviendo nuestro amor por los hermanos que más sufren y a renovarnos en el ardor por anunciarles el Evangelio de manera privilegiada.

50     Vemos la necesidad de promover un voluntariado solidario estructurado y consolidado, para responder al llamado que el Señor nos hace a vivir la misericordia.

51     Consideramos importante promover una organización del apostolado solidario que integre una estructura, una gestión, la consecución de recursos económicos, una adecuada relación con la Iglesia y el ámbito público, y la sinergia entre asociaciones y proyectos, ámbitos y regiones, que permita la recta comunicación para la canalización de las iniciativas.

Propuestas

52     Conformar un comité internacional que profundice sobre nuestro apostolado solidario y su organización. Este comité buscará promover eventos y foros de cooperación que generen, compartan y difundan materiales útiles para el trabajo con nuestros hermanos más pobres.

53    Velar para que en todo nuestro apostolado solidario se vivan las mismas características del apostolado del MVC, donde esté claramente acentuado el anuncio del Evangelio, así como una promoción humana integral de todos aquellos a quienes servimos; ofreciéndoles un adecuado acompañamiento espiritual y sacramental; formando comunidades de fe; promoviendo la existencia de lugares físicos que ofrezcan ayuda a necesidades concretas.

54    Impulsar que las personas que sirven en obras solidarias profundicen en la solidaridad y la caridad, aprovechando los materiales existentes, retiros de temática solidaria, talleres, etc.

55    Desarrollar programas de formación para los voluntarios y los beneficiarios, considerando su situación particular: educación, lengua, cultura, etc.

56    Fomentar que los miembros de las distintas asociaciones del MVC visiten y se involucren periódicamente en nuestras iniciativas solidarias.

57    Promover en todos los miembros del MVC, ya sea de manera personal o comunitaria, la vivencia concreta de las obras de misericordia.

58     Formar, estructurar y consolidar un voluntariado MVC, que promueva una mayor vinculación de los miembros de la familia espiritual con el apostolado solidario, que responda a un auténtico compromiso desde el Evangelio. 

59     Crear una plataforma de comunicación interna para compartir información relevante y crear puentes de cooperación en nuestro apostolado solidario.

60     Velar para que en nuestras iniciativas y proyectos solidarios, se desarrollen protocolos y cursos de gestión solidaria, se camine hacia una estructura autosustentable, se tengan planes básicos operativos y se documenten las buenas prácticas, entre ellas la preocupación por garantizar que los ambientes en que se desarrollan las actividades sean seguros para todos según los fines de la misión evangelizadora.

Evangelización de la cultura

61     Frecuentemente la evangelización de la cultura ha sido comprendida como un acento aislado —una tarea sólo para artistas, intelectuales, eruditos, etc.— y no como una dimensión intrínseca que debe nutrir todo nuestro apostolado, pues estamos llamados a instaurarlo todo en Cristo bajo la guía de María.  Por ello vemos como un reto profundizar en una comprensión adecuada de la noción de evangelización de la cultura.

62     Nuestro lema “evangelizadores permanentemente evangelizados” nos invita a comprender que, como Movimiento, tenemos una cultura interna que también debe ser evangelizada.  Vemos la necesidad de reconocer con humildad, magnanimidad, corresponsabilidad y reverencia los valores propios para cuidarlos, cultivarlos y desplegarlos, así como los antivalores que podamos estar viviendo para que sean transformados por la fuerza del Evangelio.

63     Para que el horizonte de la evangelización de la cultura pueda ir adquiriendo la importancia que tiene en la misión apostólica que estamos llamados a vivir, vemos como un desafío el promover entre los emevecistas una cultura de estudio, reflexión, diálogo y oración.

64     La cultura actual se presenta como post-moderna, post‑humana y globalizada.  En ella se manifiestan males como el individualismo, el desinterés por la verdad, la dimisión de lo humano, la idolatría del dinero, entre otros.  Esto exige de nosotros renovarnos en una disposición de diálogo desde el corazón del mundo con la cultura actual, que como nos enseñó el Papa Benedicto XVI «se debe desarrollar [este diálogo] con gran apertura mental, pero también con la claridad en el discernimiento de espíritus que el mundo, con razón, espera de nosotros precisamente en este momento»[16].

65     Insertos en un mundo donde se vive una profunda ruptura entre lo espiritual y lo terreno, percibimos la urgencia de encarnar una síntesis entre fe y vida.  Por lo mismo, si vivimos coherentemente la fe, que ilumina y transforma todos los ámbitos de nuestra existencia[17], contribuiremos, no sólo en las grandes obras, sino también con nuestras vidas cotidianas, a la evangelización de la cultura.

Propuestas

66     Promover grupos locales de reflexión en un espíritu de diálogo y apertura, que se apoyen subsidiariamente en las instancias de la familia espiritual que están reflexionando en torno a la cultura, a la persona y a la realidad actual, tales como universidades, centros culturales, institutos y otros.

67     Generar pautas básicas que permitan una auto-evaluación de la cultura interna local y general del MVC, para que vivamos un proceso de conversión continua, y así podamos trabajar en los valores que creamos necesario impulsar en los próximos años.

68     Desarrollar planes de evangelización de la cultura para que todos los emevecistas nos comprometamos activamente en la misión de transformar el mundo con audacia, creatividad, actitud de diálogo, perspectiva crítica e incisiva.

69     Brindar el acompañamiento personal e intelectual necesarios a aquellos emevecistas que tengan una dedicación particular a la evangelización de la cultura, cultivando la riqueza de la espiritualidad de la acción y la identidad laical, para que vivan un apostolado que vaya a la raíz de la cultura misma.

70     Fomentar la producción y publicación de materiales, en sinergia con otras iniciativas de la familia espiritual, que ayuden a los emevecistas a comprender sus ámbitos propios (de trabajo, de interés, de recreación, de familia) desde una perspectiva de fe, y así poder asumir un compromiso personal para transformar la realidad en Cristo.

Promoción y evangelización de la familia

71     Constatamos en los miembros del MVC llamados al matrimonio la necesidad de profundizar en su vocación, así como en su lugar y misión en la familia sodálite.  Asimismo, vemos la necesidad de consolidar su vida espiritual familiar y su despliegue en el apostolado de familia a familia, solidario y misionero.

72     Descubrimos que resulta indispensable impulsar y desarrollar la formación integral para el matrimonio y la vida familiar en sus distintas etapas, generando espacios permanentes de reflexión creativos y encarnados, con el fin de responder a las situaciones actuales que atañen a la familia.

73     Constatamos una gran necesidad de acompañamiento integral a las familias, tanto a aquellas que participan de nuestra familia espiritual como en toda la sociedad.  Vemos la necesidad de ayudarlas en su crecimiento y despliegue personal y espiritual, acompañando de manera particular a aquellas que se encuentren en situaciones especiales y de crisis, tales como: duelo, hijos con discapacidad, infertilidad, desempleo, enfermedades, vicios y adicciones, infidelidad, divorcio, atención en la vejez, entre otras.

74     Consideramos de vital importancia atender y acompañar a los adultos jóvenes miembros del MVC en el camino a su madurez, en la preparación y acompañamiento en la vocación matrimonial, así como en la inserción y despliegue en el mundo laboral desde los criterios cristianos, con el fin de estar en el mundo sin ser del mundo (cf. Jn 15,19).

75     Descubrimos la necesidad de acrecentar nuestro espíritu crítico frente a las corrientes de pensamiento y culturales contrarias a la familia y al matrimonio, tales como la ideología de género y el relativismo moral, así como enfrentar a los movimientos que las promueven.

Propuestas

76     Generar espacios en los que se profundice en la vocación matrimonial y vida familiar.  Además, planteamos desarrollar programas para acompañar la vida familiar, así como subsidios, congresos y simposios.

77     Desarrollar instancias formativas (talleres, cursos, conferencias y subsidios) de preparación para vivir la vocación al matrimonio, según las distintas etapas de preparación (remota, próxima e inmediata), considerando también a las parejas en situaciones especiales.

78     Implementar talleres y manuales para formar a matrimonios en el acompañamiento y orientación a otros matrimonios y familias con dificultades.

79     Dar a conocer las iniciativas que existen en el MVC en el ámbito familiar, que nos permiten apoyar a las familias en general y ayudar a aquellas que se encuentran en situaciones especiales y en crisis.

80     Promover que las familias realicen misiones, apostolado solidario, acompañen a otras familias y participen en los Encuentros Mundiales de las Familias.

81     Lanzar iniciativas que se adecúen a la realidad de los adultos jóvenes del MVC, en las que puedan formarse y profundizar en su vocación específica, en su vida espiritual, así como en la vivencia de los criterios evangélicos y la Doctrina Social de la Iglesia en el ámbito laboral.  Del mismo modo, incorporar al programa de agrupaciones marianas la formación integral de la vocación al matrimonio.

82    Formarnos, guiados por el Magisterio de la Iglesia, para comprender cada vez mejor los desafíos que la cultura de muerte y del descarte plantean a la familia; y promover iniciativas que den testimonio ante nuestro mundo de la belleza del Evangelio de la Familia.

Promoción de la vida, dignidad y derechos de la persona humana

83     Ante los constantes embates de la cultura de muerte, descubrimos la necesidad de promover y defender con mayor vigor la vida, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural.

84     Constatamos en la actualidad un desconocimiento y atropello de los derechos y dignidad de la persona humana, especialmente la mujer, el enfermo, el adulto mayor, los niños nacidos y por nacer, entre otros, que se encuentren en situación de vulnerabilidad.  En este sentido, consideramos de vital importancia enfrentar dicha injusticia.

85     En una cultura hedonista que disocia amor y sexualidad, descubrimos la necesidad de promover una recta comprensión de la sexualidad humana y de la apertura a la vida.

86     Vemos la necesidad de llegar, acoger y ayudar en su camino de reconciliación a aquellas personas que estén sufriendo o hayan sufrido situaciones como: violación, atracción al mismo sexo, adicción sexual, suicidio, aborto, violencia doméstica, entre otros, desde la misericordia a la que nos invita el Señor Jesús.

Propuestas

87     Rezar personal y comunitariamente por la defensa de la vida y la dignidad de la persona humana.

88     Tener una participación institucional en las iniciativas de promoción y defensa de la vida humana de la Iglesia local.  Así como ofrecer un servicio eclesial de formación, de jóvenes para jóvenes, en la virtud de la castidad.

89     Elaborar y dictar cursos de educación para el amor y la recta sexualidad, para jóvenes y adultos, así como talleres para padres en la educación de sus hijos en temas relacionados con la sexualidad y respeto a la dignidad humana.

90     Introducir en los manuales de formación criterios para la defensa de la vida.

91     Alentamos a difundir el material existente sobre sexualidad y vida disponibles en los medios e iniciativas de nuestra espiritualidad y de la Iglesia universal.

92     Fomentar voluntariado en lugares o instituciones que desarrollan actividades con las poblaciones vulnerables: asilos, casas de acogida, cárceles, etc.  Del mismo modo, multiplicar las iniciativas que promueven la dignidad de las personas y promover la comunicación entre las existentes.

93     Formarnos para saber cómo llegar con misericordia y caridad a personas que viven en situaciones de particular sufrimiento físico, moral o espiritual.  Según la gravedad de la situación, se propone coordinar con iniciativas existentes en la familia espiritual y fuera de ella.

94     Difundir y profundizar en el material existente del Magisterio y otras fuentes autorizadas, acerca de estas realidades difíciles y generar instancias de acogida, en clave pastoral, para aquellas personas que se encuentran en las situaciones antes descritas.


Conclusión

95     Habiendo experimentado como familia la presencia del Espíritu Santo, «alma de la Iglesia evangelizadora» (EG, 261), bajo su influjo hemos procurado recoger las inquietudes y necesidades de aquellos hermanos y hermanas que representamos.  Con espíritu de alegría y hermandad, regresamos a nuestros lugares de origen llenos de ilusión, llevando estas conclusiones fruto de nuestro trabajo.  Tenemos la esperanza de que, como MVC, con este renovado impulso saldremos «a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo» (EG, 23).

96     Confiamos los trabajos y frutos de esta Asamblea a nuestra Madre Santa María, pionera de la evangelización audaz.  Así como en el cerro del Tepeyac le dio un renovado impulso a la primera evangelización americana, a Ella le pedimos hoy que nos guíe hacia la apasionante aventura de la Nueva Evangelización.

97     Su imagen plasmada con tinta divina en la tilma humana nos muestra que María es nuestra Señora de la Reconciliación.  Por eso le imploramos que nos ayude también a nosotros a ser “artesanos de reconciliación”, como nos exhortó San Juan Pablo II en nuestra I Asamblea Plenaria.

98     Llenos de gratitud a Dios por todas las bendiciones que ha derramado sobre nosotros estos días, exclamamos a una sola voz: «El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres» (Sal 125,3).

99     Agradecemos de corazón también a todas las personas que han hecho posible el buen desarrollo de nuestra IV Asamblea Plenaria, especialmente a la Universidad Católica San Pablo, a sus directivos, personal administrativo y de servicio, a todos los emevecistas de esta Ciudad Blanca que nos acogieron y a todos aquellos que silente y generosamente nos han apoyado y acompañado con sus oraciones.


[1] Estatutos, 33.

[2] Evangelii gaudium, 25.

[3] Ver Estatutos, 9.

[4] Ver 2Cor 5,20.

[5] Ver Mc 2,22.

[6] Evangelii gaudium, 259.

[7] Estatutos, 7.

[8] Estatutos, 3.

[9] Evangelii gaudium, 29.

[10] Jn 15,11.

[11] Estatutos, 1.

[12] Ver Estatutos, 8.

[13] Ver Estatutos, 5.

[14] Ver Estatutos, 8.

[15] Ver Gaudium et spes, 1.

[16] Benedicto XVI, Discurso a los cardenales, arzobispos, obispos y prelados superiores de la curia romana. 22/12/2005.

[17] Ver Lumen gentium, 31.