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Regina Coeli. El Papa: “El resucitado se manifiesta a los que lo invocan y lo aman”

Ciclo C – Pascua – Octava de Pascua – Lunes
22 de abril de 2019

El Papa Francisco recordó en el Regina Coeli de este lunes 22 de abril que, “La Resurrección de Cristo constituye el acontecimiento más sorprendente de la historia humana, que atestigua la victoria del Amor de Dios sobre el pecado y sobre la muerte y da a nuestra esperanza de vida un fundamento tan sólido como la roca”.
 
“Dejémonos alcanzar, pues, por el mensaje consolador de la Pascua y envolver por su luz gloriosa, que disipa las tinieblas del miedo y de la tristeza. Jesús resucitado camina junto a nosotros. Él se manifiesta a los que lo invocan y lo aman”, lo dijo el Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del Regina Coeli, de este 22 de abril, Lunes de la Octava de Pascua.

¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?

En su reflexión y comentario al Evangelio del día, el Santo Padre recordó que hoy, y a lo largo de toda la semana, se prolonga la alegría pascual de la Resurrección de Jesús, cuyo acontecimiento maravilloso conmemoramos ayer. “Durante la Vigilia Pascual – afirmó el Pontífice – resonaron las palabras que pronunciaron los ángeles junto a la tumba vacía de Cristo. A las mujeres que habían ido al sepulcro al amanecer del primer día después del sábado, les dijeron: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado”. La Resurrección de Cristo constituye el acontecimiento más sorprendente de la historia humana, que atestigua la victoria del Amor de Dios sobre el pecado y sobre la muerte y da a nuestra esperanza de vida un fundamento tan sólido como la roca.

Las mujeres las primeras testigos de la resurrección

En este Lunes 22 de abril, también llamado “Lunes del Ángel”, el Santo Padre dijo que, la liturgia nos remite al sepulcro vacío de Jesús y a las mujeres, que llenas de temor y de alegría, están yendo de prisa a llevar la noticia a los discípulos. “Jesús – señaló el Pontífice – expulsa de sus corazones el miedo y las anima aún más a anunciar a los hermanos lo que ha sucedido”. Todos los Evangelios, precisó el Papa, resaltan el papel de las mujeres, María Magdalena y las demás, como primeras testigos de la resurrección. Los hombres, asustados, estaban encerrados en el Cenáculo. Pedro y Juan, advertidos por María Magdalena, hacen sólo una rápida salida en la que constatan que la tumba está abierta y vacía. Pero son las mujeres las primeras que se encuentran con el Resucitado y las que llevan el anuncio de que Él está vivo.

“Después de los ritos del Triduo Pascual, que nos han hecho revivir el misterio de la muerte y de la resurrección de nuestro Señor, ahora con los ojos de la fe lo contemplamos resucitado y vivo. También nosotros estamos llamados a encontrarlo personalmente y a convertirnos en sus anunciadores y testigos”

¡Cristo, mi esperanza, ha resucitado!

Antes de concluir su alocución, el Papa Francisco dijo que con la antigua Secuencia Pascual, en estos días repetimos: ¡Cristo, mi esperanza, ha resucitado! Y en Él también nosotros hemos resucitado, pasando de la muerte a la vida, de la esclavitud del pecado a la libertad del amor. “Dejémonos alcanzar, pues, por el mensaje consolador de la Pascua y envolver por su luz gloriosa, que disipa las tinieblas del miedo y de la tristeza. Jesús resucitado camina junto a nosotros. Él se manifiesta a los que lo invocan y lo aman”. En primer lugar en la oración, pero también en las alegrías sencillas vividas con fe y gratitud. También podemos sentirlo presente compartiendo momentos de cordialidad, de acogida, de amistad, de contemplación de la naturaleza.

Que este día de fiesta, concluyó el Santo Padre, en el que se acostumbra disfrutar de un poco de ocio y de gratuidad, nos ayude a experimentar la presencia de Jesús. “Pidamos a la Virgen María poder tomar a manos llenas la paz y la serenidad, dones del Resucitado, para compartirlos con los hermanos, especialmente con quien tiene más necesidad de consuelo y de esperanza”.

Reina del cielo, alégrate, aleluya…

Renato Martinez Ciudad del Vaticano