Antes de rezar el Ángelus dominical, el Papa Francisco comentó el Evangelio de este 18 de julio, en el que a san Marcos relata el episodio del descanso al que Jesús invita a los Apóstoles tras las fatigas de la misión. El Papa dijo que esa actitud del Señor “nos ayuda a comprender dos aspectos importantes de la vida”: el descanso y la compasión.
Descanso y la compasión
Al recordar que el Señor invitó a los Apóstoles que regresaban de su misión a descansar un poco en un lugar tranquilo, Francisco se refirió a una valiosa enseñanza de Jesús que se preocupa no sólo de su cansancio físico, sino también del cansancio interior, puesto que – como dijo el Santo Padre – el Señor “quiere ponerlos en guardia contra un peligro que está siempre al acecho, también para nosotros:
No caer en la trampa del activismo
Descanso físico y del corazón
Tras exclamar cuántas veces también esto sucede en la Iglesia en que estando atareados, yendo deprisa, y pensando que todo depende de nosotros, francisco afirmó que “al final, corremos el riesgo de descuidar a Jesús”. A lo que añadió:
Parar la carrera frenética de nuestras agendas
Después de recordar que Jesús “no se sustraía a las necesidades de la multitud, pero cada día, antes que nada, se retiraba en oración, en silencio, en la intimidad con el Padre”, explicó que de su invitación a descansar se deduce que deberíamos guardarnos “del eficientismo” y parar “la carrera frenética que dictan nuestras agendas”.
La compasión
Por otra parte, teniendo en cuenta que el Evangelio de este domingo narra que Jesús y los discípulos no pudieron descansar como querían a causa de la gente, a la que el Señor les enseña, el Papa dijo que en este punto se observa el segundo aspecto que nos presenta y que “la compasión”. Y afirmó:
La compasión nace de la contemplación
El Santo Padre también afirmó que “si aprendemos a descansar de verdad, nos hacemos capaces de compasión verdadera; si cultivamos una mirada contemplativa, llevaremos adelante nuestras actividades sin la actitud rapaz de quien quiere poseer y consumir todo; si nos mantenemos en contacto con el Señor y no anestesiamos la parte más profunda de nuestro ser, las cosas que hemos de hacer no tendrán el poder de dejarnos sin aliento y devorarnos”.
Ecología del corazón: descanso, contemplación y compasión
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