23 de junio de 2019
La multiplicación de los panes y peces
Comentando el Evangelio dominical que presenta el relato del milagro de la multiplicación de los panes y los peces obrado por Jesús a orillas del lago de Galilea para dar de comer a la multitud que lo seguía (cf. Lc 9, 11-17), el Santo Padre profundizó sobre las palabras del Maestro ante el planteamiento de los discípulos: “No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente”.
Es entonces cuando Jesús responde: “Denles ustedes de comer.”
Convertirse a la lógica del compartir
En este sentido, el Papa explicó que Jesús invita a sus discípulos a hacer una verdadera conversión de la lógica del “cada uno para sí mismo” a la del compartir, empezando por lo poco que la Providencia nos pone a nuestra disposición.
Este milagro, muy importante hasta el punto de que todos los evangelistas lo cuentan, – continuó diciendo Francisco- muestra el poder del Mesías y, al mismo tiempo, su compasión por la gente. “Aquel gesto prodigioso no sólo queda como uno de los grandes signos de la vida pública de Jesús, sino que anticipa lo que será después, al final, el memorial de su sacrificio, es decir, la Eucaristía, sacramento de su Cuerpo y de su Sangre donados para la salvación del mundo”.
Eucaristía: síntesis de toda la existencia de Jesús
El Pontífice afirmó que la Eucaristía, es por tanto, “la síntesis de toda la existencia de Jesús, que ha sido un único acto de amor al Padre y a sus hermanos. Allí también, como en el milagro de la multiplicación de los panes, Jesús tomó el pan en sus manos, elevó al Padre la oración bendición, partió el pan y se lo dio a los discípulos; e hizo lo mismo con el cáliz de vino. Pero en ese momento, en la víspera de su Pasión, quiso dejar en ese gesto el Testamento de la nueva y eterna Alianza, memoria perpetua de su Pascua de muerte y resurrección”.
Recibir el Cuerpo de Cristo con gratitud
Asimismo, el Obispo de Roma señaló que la fiesta del Corpus Christi “nos invita cada año a renovar nuestro asombro y alegría ante este maravilloso don del Señor, que es la Eucaristía” y nos anima a recibirlo con gratitud, «no de manera pasiva, habitual, sino renovando verdaderamente nuestro “amén” al Cuerpo de Cristo, para que el dinamismo de su amor transforme nuestras vidas en ofrendas puras y santas a Dios y para el bien de todos aquellos que encontramos en nuestro camino».
Misa del Corpus Christi
Y precisamente, una expresión de la fe eucarística del pueblo santo de Dios son las procesiones con el Santísimo Sacramento, que en esta solemnidad tienen lugar en todas partes en la Iglesia católica. Francisco se despidió recordando que esta tarde, en el barrio romano de Casal Bertone, celebrará la misa del Corpus Christi, seguida de la procesión a la que invitó a participar incluso espiritualmente, a través de la radio y la televisión.
“Que la Virgen nos ayude a seguir con fe y amor a Jesús, a quien adoramos en la Eucaristía”, concluyó el Papa deseando a todos un buen almuerzo y pidiendo, como es habitual, que recen por él.
Sofía Lobos – Ciudad del Vaticano