+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Iniciamos nuestra oración invocando la presencia del Espíritu Santo, rezando el himno de la p. 111 o cantando:
Ven Espíritu Santo
VEN, ESPÍRITU SANTO,
VEN A ILUMINAR
NUESTRA INTELIGENCIA,
Y A PRESERVARNOS DEL MAL.
- Tú, promesa del Padre,
don de Cristo Jesús,
ven y danos tu fuerza
para llevar nuestra cruz. - Haz que cada cristiano,
bajo tu inspiración,
sea testigo de Cristo
con la palabra y la acción.
Meditamos
El manto abierto de la Virgen Inmaculada nos invita a cobijarnos bajo su protección. Es una clara manifestación del auxilio maternal de Santa María ante el peligro, ante los ataques del enemigo.
Ella es la Madre que viene a nuestro encuentro para ofrecernos sus amorosos cuidados ante los peligros, las tentaciones, los problemas, las preocupaciones y las dificultades de la vida cotidiana. Ella es la Madre que nos cobija bajo su manto, alcanzándonos todas las gracias que necesitamos para avanzar día a día en nuestro camino a la santidad.
Rezamos
¡Oh Virgen Santa!:
Te pedimos que nos protejas de los problemas y dificultades que encontramos en esta vida. Ayúdanos, Madre, especialmente, a rechazar las tentaciones del demonio y a no desalentarnos ante nuestras caídas. Que seamos prontos en levantarnos y perseverantes en nuestros buenos propósitos.
También te pedimos que la esperanza siempre brille en nuestras vidas, esperanza puesta en el Señor, en nuestro destino eterno y en los muchos bienes que Él, por tu intercesión, está pronto a derramar en nuestras vidas. Que no logre abatirnos el ambiente de desánimo que muchas veces nos rodea, y que es alimentado por la acedia y el vacío de no pocos que han errado el rumbo alejándose de Dios. Que sepamos, por el contrario, llevar luz y calor a esas personas, un sentido a sus vidas que sólo se descubre en el Señor Jesús, en el Amor.
Rezamos
Ante las tentaciones
Madre querida
acógeme en tu regazo,
cúbreme con tu manto protector
y con ese dulce cariño
que nos tienes a tus hijos
aleja de mí
las trampas del enemigo,
e intercede intensamente
para impedir
que sus astucias me hagan caer.
Ti me confío
y en tu intercesión espero.
Amén.
Elevamos nuestras peticiones (momento para decir intenciones libres)
Hacemos, si lo deseamos, en silencio, un ofrecimiento o un compromiso sencilloque nos ayude a llevar a la práctica lo que hemos meditado y rezado.
(momento breve en silencio)
Rezamos un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
T: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.