Mi vida en Xto

Oración del viernes: «Los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz»

Año C – Tiempo Ordinario – Semana 31 – Viernes
4 de noviembre de 2016

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+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

En este día, Señor, quiero crecer en amor y en confianza en Ti. Sé que cuando estoy a tu lado, voy por el buen camino. Tú sabes Señor cuánto anhelo vivir cada vez más cerca de Ti, porque para esto me has creado. Que este momento de oración me ayude a conocerte mejor y alimentarme de tu palabra.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Padre bueno y misericordioso, reconozco que muchas veces tomo caminos equivocados que me alejan de Ti. Confío en que tu perdón es siempre más grande que mis pecados.

Lectura Bíblica

«Los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz» (Lc 16,1-8)

Decía también a los discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes. Lo llamó y le dijo: “¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto”. El administrador pensó entonces: “¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!”. Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: “¿Cuánto debes a mi señor?”. “Veinte barriles de aceite”, le respondió. El administrador le dijo: “Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez”. Después preguntó a otro: “Y tú, ¿cuánto debes?”. “Cuatrocientos quintales de trigo”, le respondió. El administrador le dijo: “Toma tu recibo y anota trescientos”. Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz».

Lectura espiritual breve

Te invitamos a leer esta reflexión del Padre Juan José Paniagua:

Hoy pareciera que Jesucristo, el Justo, alaba a un tramposo. Habla de un administrador que malgasta los bienes de su señor. Y luego hace trampa nuevamente pidiendo un monto menor por ellos, para congraciarse con los demás una vez que sea despedido. Pero Jesús no alaba la trampa, sino la astucia de este hombre.

El mundo es muy astuto cuando se trata de cuidar los bienes materiales. Son bienes que se valoran tanto, porque es mucho lo que ha costado conseguirlos y a veces hay tanto apego hacia ellos, que por nada del mundo permitimos que nos los puedan arrebatar. La astucia que ponemos en conservarlos e invertirlos bien, brota del valor que les damos en nuestra vida.

En la vida cristiana ¿también somos así de astutos? ¿Valoramos así nuestros bienes espirituales? ¿Hacemos cálculos para ver si estamos bien para alcanzar nuestra meta? ¿Buscamos los medios adecuados? ¿Nos cuidamos para no perder esos bienes espirituales, que hemos ido cultivando o que hemos recibido gratuitamente como don de Dios? Con el dinero nadie toma un riesgo sin calcular bien las consecuencias. Con la vida espiritual, ¿somos iguales? ¿O a veces dejamos de rezar y nos empezamos a convertir en cristianos en riesgo, en peligro de ir perdiendo nuestra relación con Dios?

Un día también vamos a tener que rendir cuentas de nuestra administración frente a Dios. Pero ese día no se podrá hacer trampa. Ya no podremos engañar a nadie, porque será el día de la verdad. Por tanto, para ser santos hay que ser muy astutos, sagaces, estar en actitud de combate. No se puede vivir actuando sin pensar en las consecuencias. Nuestros descuidos espirituales y en la vida cristiana, también tienen consecuencias. Seamos fieles administradores de los bienes que Dios nos ha dado, y actuemos con astucia, para que ni el mundo, ni el maligno nos los arrebaten.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1. ¿Eres astuto para tu combate espiritual? ¿Cuidas tu relación con Dios y el camino que has avanzado hacia la santidad?

2. ¿Consideras que estás administrando bien los dones que Dios te regaló?

Acción de gracias y peticiones personales

Señor Jesús, gracias porque sales a mi encuentro para saciar mi hambre de infinito. Sólo Tú eres capaz de llenar esa sed de felicidad que tengo. Quiero compartir esta gran alegría con todos los que me rodean. Ayúdame a vivir la caridad con los demás dando testimonio de tu amor y misericordia. Amén.

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.

Dios te salve.

A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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