Ciclo C – Tiempo Ordinario – Semana 21 – Viernes
30 de agosto de 2019
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, reconozco tu presencia en mi vida y te pido me acompañes particularmente en este momento de oración. Ilumíname para aprender a discernir tu plan de amor; fortaléceme para seguir tus caminos con docilidad y generosidad.
Acto penitencial
(Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Tú, Señor, lo sabes todo. Sabes que muchas veces me he alejado de Ti, que he caminado por tierras lejanas a tu amor. Sin embargo, aquí estoy, Buen Señor, dispuesto una vez más a recibir tu perdón y a poner más de mi parte para vivir la verdadera vida, según tus enseñanzas.
Lectura Bíblica
«Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora» Mt 25,1-13
Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes. Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos. Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: “¡Ya viene el esposo, salgan a su encuentro!”. Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: “¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?”. Pero estas les respondieron: “No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado”. Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta. Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: “Señor, señor, ábrenos”, pero él respondió: “Les aseguro que no las conozco”. Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.
Lectura espiritual breve
Lee este breve texto del que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio:
El Evangelio de hoy es una célebre palabra, que habla de diez jóvenes invitadas a una fiesta de bodas, símbolo del Reino de los cielos, de la vida eterna. Es una imagen feliz, con la que sin embargo Jesús enseña una verdad que nos hace cuestionarnos; de hecho, de aquellas diez chicas: cinco entran en la fiesta, porque, a la llegada del esposo, tienen aceite para encender sus lámparas; mientras que las otras cinco se quedan fuera, porque, tontas, no han llevado aceite. ¿Qué representa este ´aceite´, indispensable para ser admitidos al banquete nupcial? San Agustín y otros autores antiguos leen en él un símbolo del amor, que no se puede comprar, pero se recibe como regalo, se conserva en la intimidad y se practica en las obras. Verdadera sabiduría es aprovechar la vida mortal para realizar obras de misericordia, porque, tras la muerte, eso ya no será posible. Cuando nos despierten para el juicio final, este se basará en el amor practicado en la vida terrena. Y este amor es don de Cristo, infundido en nosotros por el Espíritu Santo. Quien cree en Dios-Amor lleva en sí una esperanza invencible, como una lámpara con la que atravesar la noche más allá de la muerte, y llegar a la gran fiesta de la vida. S.S. Benedicto XVI
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- La prudencia es la virtud que me ayuda a actuar de manera apropiada en cada momento de mi vida.
2.- ¿Soy un persona prudente?
3.- ¿Qué actos concretos puedo hacer para ser una persona más prudente?
4.- La prudencia me invita a una vivencia recta de la caridad. ¿Qué actos de caridad concretos puedo realizar de manera permanente y no sólo de manera esporádica?
Acción de gracias y peticiones personales
Te doy gracias Señor por todos tus dones, y especialmente por este momento de encuentro contigo. Ayúdame a vivir el amor con el prójimo y contigo, para irme preparando para gozar de tu Reino. Dame, Buen Señor, la esperanza y la perseverancia para no dudar jamás de Ti, y no dejar de seguir nunca tus pasos.
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.