Mi vida en Xto Oración

Oración del viernes: “De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”

Ciclo B – Tiempo Ordinario – Semana 20 – Viernes
20 de agosto de 2021

Hermanos

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Gracias Señor por este nuevo día de vida. Gracias por todas tus bondades. Quiero hacer de estos minutos un momento especial de encuentro Contigo. Envía tu Espíritu para que pueda permanecer en tu presencia, para que sea Él quien suscite en mi mente y corazón lo que Tú me quieras decir y me ayude a acogerlo con docilidad y confianza.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Al tomar conciencia de mi pecado y de cuántas veces te doy la espalda, te pido con humildad y arrepentimiento que me perdones y me purifiques. Quiero hacer mías esas palabras del salmista y pedirte: “¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme” (Sal 50).

Lectura Bíblica según el Evangelio del día

“De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas” Mt 22,34-40

Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en ese lugar, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?”. Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”.

Lectura espiritual breve

Lee este breve texto del que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio:

¿Cuál es la ley del pueblo de Dios? Es la ley del amor, amor a Dios y amor al prójimo, según el nuevo mandamiento que nos ha dejado el Señor (cf. Jn 13,34). Un amor, sin embargo, que no es sentimentalismo estéril o algo vago, sino que es el reconocer a Dios como único Señor de la vida y, al mismo tiempo, aceptar al otro como un verdadero hermano, superando divisiones, rivalidades, incomprensiones, egoísmos; las dos cosas van de la mano. ¡Cuánto camino todavía tenemos que recorrer para vivir de manera concreta esta nueva ley, la del Espíritu Santo que obra en nosotros, la de la caridad, la del amor!

Cuando vemos en el diario en la TV, tantas guerras entre cristianos, ¡cómo puede pasar esto! Dentro del pueblo de Dios ¡cuántas guerras! En el barrio, en el puesto de trabajo ¡cuántas guerras por envidias y celos! También en la misma familia, cuantas guerras internas. Pidamos al Señor que nos haga entender bien esta ley del amor. ¡Que bueno! ¡Que hermoso es amarse los unos a los otros como verdaderos hermanos!, ¡que hermoso es esto! Hagamos una cosa hoy: Quizá todos tenemos simpatías y antipatías. Quizá tantos de nosotros estamos enojados con alguno. Al menos digamos al Señor: Señor yo estoy enojado con este, con aquella. Yo te pido por este y por aquel. Rezar por aquel con el que estamos enojados es un hermoso paso en esta ley del amor. ¡Hagámoslo hoy!

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1. ¿Qué es lo que más me llama de la escena?

2. ¿Cómo está mi relación con el prójimo?

3. ¿Qué puedo hacer para crecer en mi amor al prójimo durante este tiempo?

Acción de gracias y peticiones personales

Señor Jesús, te doy gracias por esta oración. Te ruego que no permitas que las rupturas de mi interior me alejen de Ti y de mis hermanos. Ensancha mi corazón para que pueda amarte con todas mis fuerzas y con todo mi ser, y así pueda amar también a mi prójimo como a mí mismo.

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.