Mi vida en Xto

Oración del viernes: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu»

Año B – Tiempo Ordinario – Semana 20 – Viernes

Buen Samaritano

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor Jesús, Hijo de Santa María, te doy gracias por este momento de diálogo. Te pido que me ayudes a reconocer tu presencia y de la mano de la Madre crecer en amor a Ti.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Perdóname Señor por todos los momentos en que me alejo de Ti y opto por mis propios planes. Ayúdame a aprender de mi Madre a amarte con todo mi corazón, con toda mi alma y con todo mi espíritu.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día

“De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas” (Mt 22,34-40).

Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en ese lugar, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?». Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a Ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas».

Lectura espiritual breve

El Papa San Juan XXIII nos ayuda a meditar sobre este pasaje:

Recordad ante todo que debéis ser testigos fieles de Jesucristo. El don de la fe, que habéis recibido, os obliga, en adelante, a un doble deber; por una parte, debéis tender a una vida cristiana perfecta: orar cada día con confianza, vivir conforme a los mandamientos de Dios y de la Iglesia, ofrecer vuestros sacrificios, practicar la justicia y la caridad, en una palabra, poner en práctica el precepto evangélico: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas» y «amarás a tu prójimo como a Ti mismo» (Mc 12,30). Vuestro segundo deber es llevar en vosotros un corazón misionero, como hace poco lo deseábamos para todos nuestros hijos del mundo, mostraros “fraternales” y amigos con todos y para todos para que vuestros compatriotas, que todavía no conocen a Jesucristo y a su Iglesia santa, se sientan impulsados a descubrirlos viéndoos vivir y oyéndoos hablar.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1. ¿Qué me dice el Evangelio que he leído?
2. ¿Cómo ilumina mi vida?
3. ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

Acción de gracias y peticiones personales

Vivir el mandamiento del amor no es fácil, pero si Tú me lo pides, es porque me das la gracia para poderlo hacer concreto en mi vida. Te pido que me acompañes, y que me ayudes a centrarme en Ti de modo que todo mi pensar, sentir y actuar sean expresión de mi encuentro de amor contigo. Amén.

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.

Dios te salve.

A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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