Mi vida en Xto

Oración del sábado: «Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno»

Año C – Tiempo de Adviento – Semana 02 – Sábado

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+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor Jesús, así como Juan el Bautista reconoció tu presencia desde el seno de su madre, te pido yo también que pueda reconocer tus palabras en esta oración, y dejar que tu venida transforme mi vida.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Te pido perdón Señor por mis pecados. Ayúdame a confiar en tu amor misericordioso que siempre perdona a quien en verdad se arrepiente, y así pueda renovarme en la lucha por alcanzar la santidad.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día

«Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno» (Lc 1,39-48)

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor». María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque El miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz».

Lectura espiritual breve

Lee con atención la siguiente reflexión:

¿Qué fue lo que motivó a María, mujer que estaba embarazada, a emprender este camino tan largo de ir a ver a su prima Isabel? Que llevaba a Jesús en su vientre. Y no sólo en su vientre, sino en su corazón. Llevar a Jesús en su interior la convierte en embajadora del amor de Dios a los demás. La convierte en mediadora del amor de Jesucristo. Ella pudo haberse quedado tranquila en su casa, es más, tenía todo el derecho, pero decide ponerse en pie, ponerse en marcha. Tener a Jesús en el corazón es lo que nos lleva a hacer los actos más grandes de nuestras vidas. Con Jesús en el corazón podemos ser realmente generosos. Con Jesús en el corazón es que podemos realizar la peregrinación de salir de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, y encaminarnos hacia el otro, hacia el que sufre, hacia el que nos necesita. Sólo con Él podemos emprender la peregrinación más grande e importante de la vida, que es la de la propia santidad.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1. ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2. ¿Cómo ilumina mi vida?
3. ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4. ¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Señor Jesús por estar conmigo en esta oración. Ayúdame Buen Señor para que, siguiendo el ejemplo de tu Madre, pueda acogerte yo en mi interior y salga también a testimoniarte a todos cuantos te necesitan.

Amén.

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pide la intercesión de María rezando esta oración:

Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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