Mi vida en Xto

Oración del miércoles: “¡Te seguiré adonde vayas!”

Ciclo A – Tiempo Ordinario – Semana 26 – Miércoles
30 de septiembre de 2020

Te seguire

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor, al comenzar este día me quiero poner en tu presencia y darte gracias por todo lo que haces por mí. En este momento de oración quiero abrir mi mente y mi corazón a tu Espíritu, para que la lectura y meditación de tu Palabra ilumine mi vida y me ayude a seguirte con cada vez mayor generosidad.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Te pido perdón, Buen Jesús, por todas las veces que te he dado la espalda con mi pecado. Confío en tu misericordia infinita, en que me perdonas y me invitas nuevamente a caminar por el sendero de la vida.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día

“¡Te seguiré adonde vayas!” Lc 9,57-62

Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: “¡Te seguiré adonde vayas!”. Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”. Y dijo a otro: “Sígueme”. El respondió: “Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”. Pero Jesús le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios”. Otro le dijo: “Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos”. Jesús le respondió: “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.

Lectura espiritual breve

Con este texto, el Papa Emérito Benedicto XVI nos ayuda a profundizar en el Evangelio:

«El evangelista san Lucas nos presenta a Jesús que, mientras va de camino a Jerusalén, se encuentra con algunos hombres, probablemente jóvenes, que prometen seguirlo dondequiera que vaya. Con ellos se muestra muy exigente, advirtiéndoles que “el Hijo del hombre —es decir él, el Mesías— no tiene donde reclinar su cabeza”, es decir, no tiene una morada estable, y que quien elige trabajar con él en el campo de Dios ya no puede dar marcha atrás. A otro en cambio Cristo mismo le dice: “Sígueme”, pidiéndole un corte radical con los vínculos familiares. Estas exigencias pueden parecer demasiado duras, pero en realidad expresan la novedad y la prioridad absoluta del reino de Dios, que se hace presente en la Persona misma de Jesucristo. En última instancia, se trata de la radicalidad debida al Amor de Dios, al cual Jesús mismo es el primero en obedecer. Quien renuncia a todo, incluso a sí mismo, para seguir a Jesús, entra en una nueva dimensión de la libertad, que san Pablo define como “caminar según el Espíritu” (ver Ga 5,16). “Para ser libres nos libertó Cristo” —escribe el Apóstol— y explica que esta nueva forma de libertad que Cristo nos consiguió consiste en estar “los unos al servicio de los otros” (Ga 5, 1.13). Libertad y amor coinciden. Por el contrario, obedecer al propio egoísmo conduce a rivalidades y conflictos».

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1. ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2. ¿Cómo ilumina mi vida?

3. ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

Acción de gracias y peticiones personales

Te doy gracias Señor por todos tus dones, y especialmente por este momento de encuentro contigo. Ayúdame a ser siempre reverente a tu Palabra, a poner por obra lo que me enseñas y a confiar más en tu amor y en tu gracia que en mis propias fuerzas. Sé que si confío en Ti, podré hacer lo que me pides. Quiero seguirte siempre con fidelidad, Señor. Amén.

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Termina esta oración rezándole a María:

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.