Mi vida en Xto Oración

Oración del miércoles: “El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo”

Ciclo B – Tiempo Ordinario – Semana 31 – Miércoles
3 de noviembre de 2021

San Martin de Porres

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Gracias Señor por este nuevo momento de oración para estar Contigo. Te pido que me ayudes a disponer mi interior para escuchar tus palabras con reverencia, y así pueda dejar que ellas se hagan vida en mí.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Te pido perdón Señor por todos mis faltas, pecados y omisiones. Sé que tu eres Bueno y Misericordioso. Por eso, te pido que me ayudes Señor a no volver a faltar más contra ti, y siga tus palabras con coherencia y fidelidad.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día

“El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo” (Lc 14,25-33).

Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: “Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. ¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: ‘Este comenzó a edificar y no pudo terminar’. ¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.

Lectura espiritual breve

Te compartimos este texto del Padre Juan José Paniagua:

El Evangelio de hoy nos dice que una muchedumbre caminaba con Jesús. Pero el texto evita decir que “lo seguían”, porque este término, seguir a Jesús, se reserva exclusivamente a sus discípulos, para los que se habían comprometido de verdad con Él. Muchos podrán caminar con Jesús, llevar el nombre de cristianos, pero no todos son realmente quienes lo siguen. No todos lo que vienen tras Él son verdaderamente discípulos.

Entonces Jesús va a aprovechar de plantear algunas exigencias que caracterizan a sus verdaderos seguidores: y les va a nombrar sobre todo 3 cosas: “El que ame a su padre y su madre más que a mí no puede ser discípulo mío”. Es decir, la primera exigencia es amar a Dios. ¿Lo amas? ¿Sobre todas las cosas? No tengas miedo de amarlo así, no es un amor que compite con el amor a tus seres queridos, más bien te ayuda a que tus otros amores se ordenen.

“El que se ame más a sí mismo, no puede ser discípulo mío”. No quiere decir que no nos tenemos que amar, pero sí se refiere a que, si te amas tanto a ti que no estás dispuesto a renunciar a ciertos gustos, apegos, caprichos, no vas a poder seguir a Dios. Porque más vas a estar buscando complacerte a ti mismo, que seguir el Plan de Dios.

“El que no renuncia a sus bienes, no puede ser mi discípulo”. Si aún no nos damos cuenta que estamos apegados a ciertas cosas de este mundo, si nuestro tesoro todavía está puesto en algunas cosas que se acaban, no podremos seguir a Dios, porque nadie puede servir a dos señores, porque amará a uno y odiará al otro. El Señor nos invita a que busquemos primero el Reino de Dios y el resto se te dará por añadidura.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1. ¿Realmente soy un discípulo del Señor Jesús?

2. ¿Amó a Dios sobre todo?

3. ¿Estoy dispuesto a renunciar a mis apegos por el Señor Jesús?

4. ¿Me esfuerzo por buscar el Reino de Dios?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Señor por este momento de oración. Tú me invitas a tomar mi cruz y seguirte cada día. ¡Me cuesta tanto, Señor, no quejarme y seguirte con confianza y alegría! Por eso te pido, Buen Amigo, que me ayudes a ser tu Cireneo y que cargando mi cruz cotidiana pueda ayudarte, aunque sea humildemente, cargando la tuya. Amén.

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.