Mi vida en Xto

Oración del martes: “La buena semilla son los que pertenecen al Reino”

Año C – Tiempo Ordinario – Semana 17 – Martes
26 de julio de 2016

Mies

+  En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.

Oración Inicial

Señor Jesús, reconozco tu presencia en mi vida y te pido me acompañes particularmente en este momento de oración. Dame, sobre todo, la luz de tu Espíritu para aprender a discernir tu Voluntad. Que aprenda, Señor, a cumplir en todo momento la voluntad del Padre que está en los cielos.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Tú lo sabes todo, Señor, y sabes que muchas veces me alejo de tu Plan de Amor. Sé, sin embargo, que Tú constantemente me invitas a acercarme de nuevo a tu amor, a tu presencia. Ayúdame, Señor mío, a vivir siempre Contigo y a cumplir aquello que me propones para mi felicidad y santidad.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día

“La buena semilla son los que pertenecen al Reino” (San Mateo 13,36-43)

Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña en el campo”. El les respondió: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!

Lectura Espiritual breve

Lee este texto que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio.

El trigo y la cizaña, el bien y el mal son dos realidades que están presentes en el mundo. Sin embargo no son dos fuerzas iguales. El bien es todo aquello que brota de Dios y de su amor. El mal es el vacío, la ausencia de Dios, es la negación del amor. Sin embargo el vacío nunca va a ser más fuerte que la presencia. Porque por más oscuridad que pueda haber, basta una pequeña chispa de luz, para que esta empiece a iluminar. Dios ha permitido que puedan coexistir el bien y el mal en cada uno de nosotros, y también en el mundo. Y Dios lo permite porque nos ha creado libres. Podemos elegir a Dios, que es el bien, o negarlo, generando vacío, dando lugar al mal. Es por eso que en esta parábola Jesús explica que ha permitido que se den las dos realidades. Pero al final de los tiempos, Dios separará a los buenos de los malos, a los que escogieron el bien, de los que prefirieron el vacío, la negación a vivir el amor. Esta parábola nos recuerda que el infierno es real, el infierno sí existe, no es simplemente un cuento para asustarnos. Y existe porque Dios nos toma en serio. Porque sería una burla si alguien en esta vida hubiera optado por decirle siempre que no a Dios y que el último día, Dios lo obligue a vivir a su lado para siempre. Dios respeta profundamente nuestra libertad, también cuando le decimos “no quiero nada contigo”. Optemos siempre por el bien, por Cristo, Él es la luz, la verdad y la vida.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

  1. En mi vida cotidiana, ¿qué opciones tengo que revisar para no caer en el vacío?
  2. ¿Soy consciente de que en mi corazón coexisten el trigo y la cizaña? ¿Qué tengo que cambiar para que el bien esté cada vez más presente?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias, Señor por este momento de oración y de encuentro Contigo. Ayúdame a cumplir siempre tu Plan, a ser de aquellos que pertenecen a tu Reino. Ayúdame a tenerte siempre presente en mis pensamientos, en mi corazón y en mis acciones. Dame, Señor, la fuerza de tu gracia para que pueda caminar siempre por los caminos de tu Reino y nunca caiga en el mal camino del Maligno.  Amén.

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria...

Consagración a María

Termina esta oración rezándole a María.

Madre del Amor Misericordioso,
bien sabes que tu Hijo,
desde lo alto de la Cruz,
señaló el camino de la piadosa filiación
como aquel que deberíamos recorrer.
Te imploro me obtengas la gracia
de acercarme a tu Inmaculado Corazón,
desde mi propio corazón,
para aprender a amarte
y a honrarte
con el amor
que el Señor Jesús te tiene.
Cuida que este hijo tuyo
ingrese así
en el proceso de amorización
y vea algún día cumplida
la gran esperanza
de verse conformado
con el Salvador.
Amén.

+  En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.

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