Mi vida en Xto

Oración del martes: «Feliz de Ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor»

Ciclo A – Tiempo Ordinario – Semana 19 – Martes
15 de agosto de 2017

Solemnidad de la Asunción de la Virgen María

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Dulce Jesús. Te doy infinitas gracias por este momento en que me muestras nuevamente tu amor y me das el alimento que necesito para continuar en mi camino. Ayúdame a ser tierra fértil que acoger con profundidad tu palabra y dar los frutos que Tú esperas.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Perdóname Señor por tantos momentos en que desconfío de Ti y de tus promesas. Ayúdame a confiar en tu infinita misericordia, y de la mano de la Madre, enséñame a poner mi esperanza en Ti y en tu palabra.

Lectura Bíblica

«Feliz de Ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor» Lc 1,39-56

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de Ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor». María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre». María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

Lectura espiritual breve

El Papa Emérito Benedicto XVI nos invita a profundizar en el dogma de la Asunción: 

«Me felicitarán todas las generaciones». Nosotros podemos alabar a María, venerar a María, porque es “feliz”, feliz para siempre. Y este es el contenido de esta fiesta. Feliz porque está unida a Dios, porque vive con Dios y en Dios. El Señor, en la víspera de su Pasión, al despedirse de los suyos, dijo: «Voy a prepararos una morada en la gran casa del Padre. Porque en la casa de mi Padre hay muchas moradas» (ver Jn 14,2). María, al decir: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra», preparó aquí en la Tierra la morada para Dios; con cuerpo y alma se transformó en su morada, y así abrió la Tierra al Cielo. San Lucas, en el pasaje evangélico que acabamos de escuchar, nos da a entender de diversas maneras que María es la verdadera Arca de la alianza, que el misterio del Templo —la morada de Dios aquí en la Tierra— se realizó en María. En María Dios habita realmente, está presente aquí en la Tierra. María se convierte en su Tienda. Lo que desean todas las culturas, es decir, que Dios habite entre nosotros, se realiza aquí. San Agustín dice: «Antes de concebir al Señor en su cuerpo, ya lo había concebido en su alma». Había dado al Señor el espacio de su alma y así se convirtió realmente en el verdadero Templo donde Dios se encarnó, donde Dios se hizo presente en esta Tierra.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1. ¿Qué me dice el Evangelio que he leído?

2. ¿Cómo ilumina mi vida?

3. ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Señor por haberme regalado a Santa María como mi Madre. Que siguiendo sus pasos y aprendiendo de su Inmaculado Corazón, pueda a su lado llegar a alcanzar la tan anhelada eternidad. Amén.

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Acuérdate,
¡oh piadosísima, Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que
han acudido a tu protección,
implorando tu auxilio
haya sido abandonado de Ti.

Animado con esta confianza,
a Ti también yo acudo,
y me atrevo a implorarte
a pesar del peso de mis pecados.

¡Oh Madre del Verbo!,
no desatiendas mis súplicas,
antes bien acógelas benignamente. Amén

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Lecturas de la Misa del día