Año C – Tiempo Ordinario – Semana 16 – Martes
19 de julio de 2016
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, reconozco tu presencia en mi vida y te pido me acompañes particularmente en este momento de oración. Dame la luz de tu Espíritu para aprender a discernir tu Plan. Que aprenda, Señor, a ser de tu “familia”, cumpliendo en todo momento el designio del Padre que está en los cielos.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Tú lo sabes todo, Señor, y sabes que muchas veces me alejo de tu Plan de Amor viviendo en una tierra extraña. Tú conoces mi pecado y mi fragilidad. Pero también sabes que mi corazón anhela entregarse a Ti, a pesar de mis pequeñeces. Te pido perdón por todas mis faltas y pecados y te ruego, Buen Señor, que me acerques cada vez más a tu corazón.
Lectura Bíblica: Mt 12,46-50
Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. Alguien le dijo: «Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte». Jesús le respondió: «¿Quién es mí madre y quiénes son mis hermanos?». Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: «Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».
Lectura espiritual breve
Reflexionemos con estas palabras del Padre Christian Vinces:
Quien ha optado en su vida por seguir a Jesús como su discípulo, y aprendiendo de Él vive la obediencia amorosa a Dios Padre, ese es considerado por Jesús como miembro de su familia, como uno “de los suyos”. Esto es lo que nos dice el Evangelio de hoy: optar por el seguimiento del Maestro, por vivir nuestra vida unida a la suya, entabla entre Él y nosotros lazos relacionales tan fuertes como los de una familia, los lazos de la fe, y compartimos esta cercanía con Jesús entre todos los miembros de su Iglesia, que es la Familia de Dios.
Por eso, este pasaje se ha entendido siempre también como un elogio a nuestra Madre Santísima, pues, ¿quién mejor que Ella nos muestra qué significa ser discípulos de Jesús? ¿Quién mejor que Ella nos muestra qué significa cumplir la voluntad del Padre?
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1. ¿Qué significa para mí que el mismo Jesús me considere uno de los suyos, miembro de su familia? ¿Qué despierta esto en mi corazón?
2. Piensa en la vida de María, en sus actitudes de disponibilidad al Plan de Dios, de fe y confianza en Él, ¿cuál de esas actitudes iluminan el aquí y ahora de mi vida cristiana?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias, Señor por este momento de oración y de encuentro contigo. Ayúdame a tener confianza en ti y en tu amor. A vivir con la alegría de la certeza de que siempre cumples tus promesas. Enséñame Señor a acoger la gracia de tu Resurrección y anunciar esta inmensa alegría a todos mis hermanos. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Madre del Amor Misericordioso, bien sabes que tu Hijo, desde lo alto de la Cruz, señaló el camino de la piadosa filiación como aquel que deberíamos recorrer. Te imploro me obtengas la gracia de acercarme a tu Inmaculado Corazón, desde mi propio corazón, para aprender a amarte y a honrarte con el amor que el Señor Jesús te tiene. Cuida que este hijo tuyo ingrese así en el proceso de amorización y vea algún día cumplida la gran esperanza de verse conformado con el Salvador. Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.