Ciclo B – Tiempo Ordinario – Semana 24 – Martes
15 de septiembre de 2021
Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor, te pido que estés presente en este momento de oración. Que la gracia de tu Espíritu Santo me acompañe a lo largo de este momento de meditación y encuentro.
Acto penitencial
(Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Reconozco Señor mis muchos pecados. Sabes bien de mi fragilidad pero también del amor que te tengo. Ayúdame a confiar en tu amor y en tu infinita misericordia que mira lo más hondo de mí mismo. Prometo esforzarme por no volver a pecar y ser un hijo fiel en todos los momentos.
Lectura bíblica según el Evangelio del día:
«Aquí tienes a tu Madre» Jn 19,25-27
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien Él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.
Lectura espiritual breve
Lee este breve texto del que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio:
Ayer hemos celebrado la Exaltación de la Santa Cruz, que generó tanto dolor y sufrimiento al Señor. Y hoy recordamos a nuestra Madre a los pies de la Cruz. ¡Cómo debe haber vivido María esa experiencia tan dura! Sabemos que su unión con Jesús siempre fue muy profunda. Sabemos que antes de llevar a su Hijo en el vientre, ya lo llevaba en el corazón, por la fe y el amor profundo que le tenía a Dios. Y durante su vida pública lo acompañó en diversos momentos. Y hoy la vemos en la Cruz. Qué profunda debe haber sido su unión también en este momento. Por eso dicen algunos autores que María no sólo estaba junto a la Cruz, sino que estaba en la misma Cruz, crucificada junto con su Hijo. Nos dirá San Buenaventura: “María sufrió en el corazón los mismos ultrajes que Jesús sufrió en la carne”. “El corazón de María vino a ser como un espejo de los dolores de Cristo”, nos dirá San Lorenzo Justiniano.
Esto nos recuerda cómo estamos llamados a cargar nuestras cruces, como María, unidos a Jesús. Firmes como la Madre, que estaba de pie junto a la Cruz. No se quejaba, no estaba en el piso desconsolada. Estaba de pie, lo cual refleja su actitud frente al sufrimiento. No escapa del dolor, no fuga, sino que está ahí haciéndole frente, mirándolo cara a cara, porque es una mujer que tiene esperanza. Que nosotros también, junto a Cristo y con el corazón lleno de esperanza, podamos cargar nuestras cruces de cada día.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Como es mi relación con la Virgen María, la acojo en mi corazón como Madre?
2.- ¿Como acompaño a Jesús en su dolor?
3.- ¿Mis acciones y pensamientos me ayudan a tener un mejor corazón?
4.- ¿Que áreas de mi vida puedo trabajar para ser mas semejante al Señor Jesús?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Señor por este espacio de oración en el que pude reflexionar sobre el gran tesoro que tengo al tener a Santa María como mi Madre. Que esta toma de conciencia me ayude a ser dócil a sus enseñanzas y cuidados, para que pueda ser cada día un mejor hijo de María. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.