Año B – Tiempo Ordinario – Semana 11 – Lunes
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Buen Jesús, gracias por esta semana que comienza. Gracias por salir a mi encuentro y ayudarme a empezarla junto a Ti. Te pido Señor que pueda escuchar tu palabra de vida, y dejando que ella actúe en mi corazón, pueda convertirme cada día en un mejor discípulo tuyo y así anunciar tu Reino al mundo entero.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Señor Jesús, a Ti que te hiciste hombre para reconciliarnos con tu amor, te pido perdón por todos mis pecados y omisiones. Yo sé que soy débil y pecador, pero sé también que para quien se confía a Ti, todo es posible. Por eso Señor pongo en Ti toda mi confianza y te ruego que me ayudes a luchar con fortaleza y decisión contra la tentación y contra todo mal. Gracias Señor.
Lectura Bíblica: Mat 5,38-42
Ustedes han oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente». Pero yo les digo: No resistan al malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra. Si alguien te hace un pleito por la camisa, entrégale también el manto. Si alguien te obliga a llevarle la carga, llévasela el doble más lejos. Da al que te pida, y al que espera de ti algo prestado, no le vuelvas la espalda.
Lectura espiritual breve
Medita el Evangelio con este texto del Papa Francisco:
Queridos hermanos y hermanas, miremos a Dios como al Dios de la vida, miremos su ley, el mensaje del Evangelio, como una vida de libertad. El Dios vivo nos hace libres. Digamos sí al amor y no al egoísmo, digamos sí a la vida y no a la muerte, digamos sí a la libertad y no a la esclavitud de tantos ídolos de nuestro tiempo; en una palabra, digamos sí a Dios, que es amor, vida y libertad, y nunca defrauda (ver 1Jn 4,8, Jn 11,25, Jn 8,32). A Dios, que es el Viviente y el Misericordioso. Sólo la fe en el Dios vivo nos salva; en el Dios que en Jesucristo nos ha dado su vida y, con el don del Espíritu Santo, y hace vivir como verdaderos hijos de Dios, con su misericordia. Esta fe nos hace libres y felices. Pidamos a María, Madre de la Vida, que nos ayude a recibir y dar testimonio siempre del «Evangelio de la Vida».
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Qué me dice el Evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Buen Señor por tu reconciliación y por el amor que me tienes. Tú no has mirado nuestra indignidad, sino que has seguido apostando una y otra vez por nosotros. Ayúdame a vivir auténticamente la caridad cristiana, para que pueda iluminar el mundo con tu misericordia y amor. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Cuando Tú estás junto a mí me siento confiado y seguro! Tu auxilio maternal me hace experimentar el calor de tu ternura. Acompáñame siempre, ¡oh Santísima! Nunca te alejes de mí, incluso cuando yo me muestre ingrato; apelo a tu comprensión y perdón de Madre. Tu dulce perseverancia será siempre un ardoroso ejemplo y un aliciente para mi fidelidad. Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Homilía del Papa Francisco sobre este Evangelio