Ciclo A – Tiempo Ordinario – Semana 17 – Jueves
27 de julio de 2020
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Jesús, puesto en tu presencia quiero comenzar este momento de oración pidiéndote que envíes sobre mí la luz de tu Espíritu Santo. Ayúdame a acoger tu palabra en mi mente y en mi corazón. Concédeme la fuerza y la perseverancia para ser cada día un mejor discípulo tuyo, muriendo Contigo a todo lo que es muerte, y naciendo junto a Ti a todo lo que es vida.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Padre de Misericordia, reconozco que muchas veces soy duro de corazón y que me cuesta seguir el camino de la vida en Cristo. Confío en que me amas y que me perdonas, y tengo puesta mi esperanza en que siempre estás conmigo. Con tu gracia, Señor, sé que puedo siempre seguir adelante tras las huellas de tu Hijo Amado.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día
“El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza” Mt 13,31-35
También les propuso otra parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas”. Después les dijo esta otra parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa”. Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.
Lectura Espiritual breve
Lee este breve texto del que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio:
Hoy escuchamos de Jesús dos parábolas en la que nos habla del Reino de los Cielos, Reino que Dios quiere hacer presente en el mundo a través de nuestra cooperación. El Reino que, a los ojos del mundo, es pequeñito como un grano de mostaza. Es pequeño, como poca es la levadura que se necesita para fermentar la masa. A veces podríamos decir: ¿pero Señor, por qué no te manifiestas con más fuerza, por qué no somos más?
El Señor nos muestra que, si somos lo que tenemos que ser, si luchamos por estar unidos a Cristo, con nuestra pequeñez el Señor sabe hacer cosas grandes. Como cuando Jesús dio de comer a cinco mil hombres con sólo cinco panes y dos peces. Pero eso, lo que a los ojos del mundo parece poco, en las manos del Señor alcanza para una multitud. No nos desanimemos al ver nuestras limitaciones ni nuestra pequeñez. Si somos fieles al Señor, basta ese poquito de levadura, para el Señor es suficiente nuestra humilde colaboración, y toda la masa empieza a fermentar, y las ramas empiezan a crecer, y alcanza para acoger a muchos bajo su sombra.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Qué me dice el Evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias, Señor por este momento de oración y de encuentro contigo. Ayúdame a vivir permanentemente en tu presencia. Ayúdame a entender que con mi acción te doy gloria, pero que necesito cuidar aquellos espacios privilegiados de encuentro contigo para poder nutrirme y anunciarte verdaderamente. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Madre del Amor Misericordioso, bien sabes que tu Hijo, desde lo alto de la Cruz, señaló el camino de la piadosa filiación como aquel que deberíamos recorrer. Te imploro me obtengas la gracia de acercarme a tu Inmaculado Corazón, desde mi propio corazón, para aprender a amarte y a honrarte con el amor que el Señor Jesús te tiene. Cuida que este hijo tuyo ingrese así en el proceso de amorización y vea algún día cumplida la gran esperanza de verse conformado con el Salvador. Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.