Mi vida en Xto

Oración del jueves: “Tus pecados te son perdonados”

Ciclo C – Tiempo Ordinario – Semana 13 – Jueves
04 de julio de 2019

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor, Tú eres grande y misericordioso. Tú sales a mi encuentro y pones todo lo necesario para que yo pueda encontrarte. Te pido, Señor, que me ayudes a abrir mi mente y mi corazón en esta oración, para que escuchando tu Palabra, pueda hacerla vida en mí.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Señor, Dios mío, puesto en tu presencia me doy cuenta de que muchas veces construyo mi vida sobre cosas efímeras, que no tienen valor. Te aparto de mis proyectos, de mis ideales, de mis planes, y me dejo llevar por cosas pasajeras y que en última instancia me dejan vacío. Ayúdame a construir una vida de santidad y felicidad a tu lado, siempre en referencia a ti y tu Plan Divino de Amor.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día

“Tus pecados te son perdonados” Mt 9,1-8

Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: “Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados”. Algunos escribas pensaron: “Este hombre blasfema”. Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: “¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más fácil decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o ‘Levántate y camina’? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. El se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.

Lectura espiritual breve

Lee este texto de Benedicto XVI que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio:

El sacramento de la penitencia ha sido, a menudo, el centro de reflexión de los pastores de la Iglesia, por su gran importancia en el camino de la vida cristiana, ya que “toda la fuerza de la Penitencia consiste en que nos restituye a la gracia de Dios y nos une a Él con profunda amistad”. La Iglesia, continuando el anuncio de perdón y reconciliación, proclamado por Jesús, no cesa de invitar a toda la humanidad a convertirse y a creer en el Evangelio. Así lo dice el apóstol Pablo: “Nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo, os pedimos que os reconciliéis con Dios”. Jesús, con su vida anuncia y hace presente la misericordia del Padre. Él no ha venido para condenar, sino para perdonar y salvar, para dar esperanza incluso en la oscuridad más profunda del sufrimiento y del pecado, para dar la vida eterna; así, en el sacramento de la penitencia, en la “medicina de la confesión”, la experiencia del pecado no degenera en desesperación, sino que encuentra el amor que perdona y transforma. (S.S. Benedicto XVI)

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1. ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2. ¿Cómo ilumina mi vida?
3. ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Te quiero agradecer, Señor, por este momento de oración, y porque me ayudas a tomar conciencia nuevamente de que solo en Ti encontraré la vida nueva. Tú has venido para reconciliarme y para ayudarme a ser un hombre nuevo. Te pido que me obtengas la gracia de tu Santo Espíritu, para que cooperando con ella, pueda ser un fiel discípulo tuyo.  Amén.

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Madre del Redentor, Virgen fecunda
puerta del Cielo
siempre abierta,
estrella del mar
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.

Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu Santo Creador,
y permaneces siempre Virgen,
recibe el saludo del ángel Gabriel
y ten piedad de nosotros pecadores.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.