Ciclo B – Tiempo Ordinario – Semana 23 – Jueves
09 de septiembre de 2021
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor, me pongo en tu presencia y te pido que me ayudes a poner toda mi mente y corazón en este momento de oración. Sé que Tú siempre estás conmigo y que los frutos del encuentro Contigo son un don de tu amor que yo me esforzaré por atesorar y llevar a la práctica.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Cuando miro, Señor, mi fragilidad y mi pecado, qué fácil puedo caer en el desaliento. Pero me sostiene la firme esperanza de que tu amor y tu misericordia son siempre más grandes que mi pecado. Eres un Padre amoroso, que me espera con los brazos abiertos para perdonarme. A Ti, Señor, me entrego y en Ti confío.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día
“Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian” Lc 6,27-38.
Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por lo que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo. Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos. Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes.
Lectura espiritual breve
Profundicemos en la Palabra de Jesús ayudados por el Papa Francisco:
“Se puede vencer por tantos caminos, pero la gracia que pedimos hoy es la gracia de la victoria con el amor, por medio del amor. Y esto no es fácil. Cuando tenemos enemigos fuera que nos hacen sufrir mucho, no es fácil vencer con el amor. Nos vienen ganas de vengarnos, de hacer algo contra ellos… El amor: esa mansedumbre que Jesús nos ha enseñado, ¡esa es la victoria! El apóstol Juan nos dice, en la primera Carta: ‘Esta es nuestra victoria: nuestra fe’. Nuestra fe es precisamente creer en Jesús que nos ha enseñado el amor y nos ha enseñado a amar a todos. Y la prueba de que nosotros estamos en el amor es cuando rezamos por nuestros enemigos.
Rezar por los enemigos, por los que nos hacen sufrir “no es fácil”. Pero somos “cristianos vencidos” si no perdonamos a los enemigos y si no rezamos por ellos. ¡Cuántos cristianos tristes y desanimados encontramos! porque no han tenido esta gracia de soportar con paciencia y vencer con amor.
Por eso pedimos a la Virgen que nos dé esta gracia de soportar con paciencia y vencer con amor. ¡Cuántas personas – tantos ancianos y ancianas – han hecho este camino! Y es bello mirarlos: tienen esa mirada bella, esa felicidad serena. No hablan tanto, pero tienen un corazón paciente y lleno de amor. Saben qué es el perdón a los enemigos, saben qué es rezar por los enemigos. Muchos cristianos son así”
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1. ¿Vivo las actitudes que Jesús me muestra en el Evangelio? ¿Perdono, doy?
2. ¿Experimento deseos de venganza o rencor? ¿Qué puedo hacer para purificar estos sentimientos?
3. ¿Amo a todos, incluso a aquellos con los que puedo tener algún altercado?
4.¿Rezo por mis enemigos?
Acción de gracias y peticiones personales
Señor, Tú todo lo sabes, Tú sabes que te quiero. Yo sé que no ves mi pecado ni mi indignidad, sino que apuestas por mí una y otra vez. Así como Tú no solo perdonaste a tus enemigos, sino que los amaste y diste tu vida por ellos, ayúdame a que yo también pueda amar a mi prójimo, incluso a quien es mi enemigo. Que yo nunca me deje guiar por la venganza o las antipatías, sino que tu caridad ilumine toda mi vida.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Madre del Redentor, Virgen fecunda
puerta del Cielo
siempre abierta,
estrella del mar
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu Santo Creador,
y permaneces siempre Virgen,
recibe el saludo del ángel Gabriel
y ten piedad de nosotros pecadores.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.