Año C – Tiempo Ordinario – Semana 29 – Sábado
22 de octubre de 2016
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Buen Jesús, Tú me conoces y sabes de mis grandezas y también de mis caídas. Me conoces más que ningún otro y sabes que tengo un deseo muy grande de seguir fielmente tus pasos. Te pido que esta oración me llene de fuerzas para vivir el combate de la vida cristiana y que renueve mis deseos de ser santo.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Sé también Jesús que no es fácil seguir tus pasos. Muchas veces me veo tentado y algunas veces me dejo vencer por el mal. Dame fuerzas Señor para que en mis caídas no me deje vencer por el desaliento, más bien, vea renovada mi confianza en Ti, porque me ofreces tu perdón en abundancia.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día
“Si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera” (Lc 13,1-9).
En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. El les respondió: “¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera”. Les dijo también esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?’. Pero él respondió: ‘Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás’”.
Lectura espiritual breve
Meditemos:
¿Es cierto que si uno está más cerca de Dios, tiene más éxito en la vida? El Señor Jesús nos plantea con el caso de los galileos y los de Siloé la supuesta conexión que muchos pueden hacer entre los accidentes o sucesos negativos, y un supuesto castigo de Dios. Y su respuesta es sumamente enfática, ya que nos enseña que todos podemos sufrir el mal en el mundo, y eso nada tiene que ver con que seamos buenos o malos. En sentido opuesto, podríamos decir que una persona puede tener mucho éxito en el mundo y eso no es signo de que esté cerca de Dios o sea una buena persona.
Jesús no pone la importancia en la “suerte de este mundo”, sino en lo que sucederá después. De lo que se trata es de dar frutos de conversión en este mundo y así ganar la vida eterna. Sufrimiento y alegría siempre tendremos en nuestras vidas. Lo importante es qué es lo que hacemos con ello: ¿Nos ayuda a ser mejores discípulos del Señor, o nos alejan de Él y nos convierten en peores personas?
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
- ¿Le hecho la culpa a Dios por las cosas malas que me suceden?
- ¿Cómo aprovecho todo lo malo o bueno que me sucede para convertirme más a Jesucristo?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Jesús por haberme concedido este momento de oración. Gracias porque eres un Dios fiel, y me has ofrecido tu amistad de manera incondicional. Ayúdame a perseverar en mi vida cristiana, que todos mis actos sean manifestación de mi deseo de ser cada día mejor.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Salve, Reina de los Cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, Virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.