Mi vida en Xto

Oración del sábado: «El discípulo no es más que el maestro»

Año C – Tiempo Ordinario – Semana 14 – Sábado
9 de julio de 2016

Cristo en la cruz

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor Jesús, al iniciar este breve momento de oración quiero ponerme en tu presencia y ofrecerte toda mi vida. Yo creo en Ti, Señor Jesús, pero ayúdame a aumentar cada vez más mi fe. Ayúdame a que, escuchando con apertura de mente y corazón tu palabra, pueda ir viviéndola para seguir siempre el Plan que el Padre tiene para mí.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Señor Jesús, iluminado por tu presencia tengo que reconocer que muchas veces mi fe es débil. A veces no creo con suficiente fuerza o no comprendo bien aquello que me manifiestas con tanta claridad. Tú sabes, Señor, que soy débil, pero que a la vez te amo profundamente y quiero tener una fe cada vez más fuerte y sólida, para vivir también cada vez más coherentemente con ella. Te pido perdón, Señor, por mi falta de fe y coherencia, y te pido que me ayudes a ser firme y perseverante con todo lo que me vas mostrando en mi vida.

Lectura Bíblica: Mt 10,24-33

El discípulo no es más que el maestro ni el servidor más que su dueño. Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su dueño. Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa! No les teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena. ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo. Ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros. Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres.

Lectura espiritual breve

Lee este breve texto del Padre Sebastián Correa:

Jesús nos enseña un concepto básico y muy importante en la vida cristiana: la reciprocidad. “El que me reconozca abiertamente ante los hombre, Yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el Cielo”. Estas palabras del Maestro ponen como una prioridad en nuestras vidas el tener la valentía y convicción para anunciarlo abiertamente en el mundo. Muchas veces tememos manifestarnos como católicos o preferimos callar antes que se nos “tache” como anticuados, conservadores o retrógrados. Pero el Evangelio no puede ser callado y nuestro destino eterno depende de ello. Jesús nos enseña que Él intercederá ante el Padre por aquellos que “se la jueguen” por Él en medio del mundo. Ese es un gran motivo de esperanza para poder hacer frente a las dificultades que pueden aparecer en un mundo que parece darle la espalda a Dios. No debemos temer ser coherentes con el Evangelio, ni tampoco manifestarnos abiertamente como seguidores de Jesucristo. Ciertamente muchas veces no sabremos bien qué decir o qué hacer. Pero el Señor estará con nosotros y nos dará la fortaleza para perseverar y llegar junto a Él a la casa del Padre.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1.- ¿Me atrevo a manifestarme abiertamente como seguidor de Cristo en todos los ambientes?

2.- ¿Qué entiendo por “jugármela por Cristo”?

Acción de gracias y peticiones personales

Te agradezco Señor por este momento de oración, porque siempre que rezo sé que me escuchas y que te haces presente en mi vida. Yo sé Señor que Tú diste la vida por mí. Te pido que me ayudes a dar la mía por Ti. Ayúdame a ser coherente con tu palabra y a no temer nunca confesar mi fe frente a los demás. Amén.

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Hay tanto que hacer y cada quien tiene su propia tarea en la gesta de nuestro tiempo. Madre Santísima, intercede para que yo reciba la fuerza y el aliciente para cooperar con la gran tarea de cambiar este mundo nuestro poniendo mi grano de arena, que bien podría hacer la diferencia. Amén.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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