Mi vida en Xto

Oración del jueves: “Danos hoy nuestro pan de cada día”

Año C – Tiempo Ordinario – Semana 11 – Jueves
16 de junio de 2016

Jesus predicando 3

+  En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén.

Oración Inicial

Jesús, te agradezco por tener este momento de oración. Tú sales siempre a mi encuentro y buscas acercarme a tu Corazón. Ayúdame a que durante esta oración te abra mi mente y mi corazón, para que tu Palabra me ayude a responder cada vez con más ardor y coherencia a tu amor.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Padre Bueno, te pido perdón por mis pecados. Así como sé que no soy digno de un amor tan grande como el tuyo, sé también que tu misericordia es infinita. Por eso me acojo Señor a tu perdón y te pido arrepentido que me ayudes a no pecar más contra Ti.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día

“Danos hoy nuestro pan de cada día” (San Mateo 6,7-15)

Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal. Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.

Lectura Espiritual breve

Lee este texto del Padre Juan José Paniagua que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio:

San Cipriano decía: “¿Qué oración podría escuchar el Padre más gustosamente que aquella en la que escucha la voz de su Hijo único, de Jesucristo?”. Cuando rezamos el Padrenuestro sucede esto, pues, estamos rezando no con nuestras palabras sino con las mismas palabras que Jesucristo nos enseñó para rezar. Cuando rezamos el Padrenuestro, el Padre reconoce la voz de su Unigénito en nosotros. Escucha nuestras súplicas más importantes.

Y esta oración nos enseña a pedir primero lo más importante. Son 7 peticiones. Las 3 primeras están referidas a Dios, y las 4 últimas a nosotros. Santificado sea tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad. Nos enseña que nuestra primera y principal necesidad es Dios. Nos enseña a poner a Dios por encima de todo. Y luego vienen nuestras las otras necesidades. Teniendo a Dios primero, aprendemos a amar a nuestro prójimo. Jesús nos enseña a decirle al Padre, que es “nuestro”. La oración no es “Padre mío”, sino “nuestro”. Es una invitación al amor entre nosotros, a la fraternidad, a la hermandad, a la reconciliación. Por eso este pasaje insiste tanto en que tenemos que perdonarnos los unos a los otros. Si no nos perdonamos, qué difícil se vuelve decir Padre Nuestro. El Papa Francisco lo ha dicho muy claramente: “Esta es una oración que no se puede rezar con enemigos en el corazón”. Pidámosle al Señor que nos envíe la fuerza de su Espíritu para poder clamar Abba, Padre, para poder amarnos los unos a los otros como Dios nos ha amado.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate: 

1. ¿Pongo a Dios primero en mi vida, o qué otras cosas pongo en su lugar?

2. ¿Qué puedo hacer para vivir más reconciliado con mi prójimo, para vivir auténticamente la hermandad?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Padre Bueno por alimentarnos con tu pan. Gracias por tu Palabra que nos ilumina día a día, y también por la Santa Eucaristía. Te pido Señor, que me ayudes a buscar constantemente a tu Hijo que es el verdadero Pan de Vida, alimento que da la vida y felicidades eternas.  Amén.

Si quieres, puedes hacer pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria...

Consagración a María

Termina esta oración rezándole a María.

Madre del Amor Misericordioso,
bien sabes que tu Hijo,
desde lo alto de la Cruz,
señaló el camino de la piadosa filiación
como aquel que deberíamos recorrer.
Te imploro me obtengas la gracia
de acercarme a tu Inmaculado Corazón,
desde mi propio corazón,
para aprender a amarte
y a honrarte
con el amor
que el Señor Jesús te tiene.
Cuida que este hijo tuyo
ingrese así
en el proceso de amorización
y vea algún día cumplida
la gran esperanza
de verse conformado
con el Salvador.
Amén.

+  En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo: Amén

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