Mi vida en Xto

Oración del viernes: “El precepto de la fidelidad“

Año C – Tiempo Ordinario – Semana 10 – Viernes
10 de junio de 2016

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+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Buen Jesús, yo creo que Tú eres el Señor de la vida. Yo creo que Tú has venido a reconciliar todas mis rupturas y a darme la verdadera vida. Te pido que me ayudes a escuchar tu palabra con reverencia y atención, para que pueda alimentarme de Ti, y así, poder ir acercándome a tu vida eterna.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Te pido perdón Señor por todos mis pecados. Son tantas las veces que he fallado contra Ti que me da vergüenza mirar tu rostro. Pero tu misericordia es infinita. Tú no ves mi pecado, sino que ves mi corazón herido que necesita de Ti. Ayúdame a crecer en la Fe para que pueda vivir más coherentemente con tu palabra, y así no pecar más contra Ti.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día

“El precepto de la fidelidad” (Mt 5,27-32)

Ustedes han oído que se dijo: «No cometerás adulterio.» Pero yo les digo: Quien mira a una mujer con malos deseos, ya cometió adulterio con ella en su corazón.

Por eso, si tu ojo derecho te está haciendo caer, sácatelo y tíralo lejos; porque más te conviene perder una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te lleva al pecado, córtala y aléjala de ti; porque es mejor que pierdas una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. También se dijo: «El que se divorcie de su mujer, debe darle un certificado de divorcio.» Pero yo les digo: Si un hombre se divorcia de su mujer, fuera del caso de unión ilegítima, es como mandarla a cometer adulterio: el hombre que se case con la mujer divorciada, cometerá adulterio.

Lectura espiritual breve

Lee este texto del Padre Alberto Hadad que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio:

Al final del llamado Sermón de la Montaña, Jesús explicita la ley renovada a la que invita a sus discípulos. En esta parte del pasaje enseña que no ha venido a abolir la ley sino a llevarla a su plenitud. En lugar de eliminar los mandamientos, los explica en mayor profundidad e invita a toda persona a seguirlos con firmeza. Comprendiendo este contexto se capta la razón por la cual el Señor es tan duro en sus palabras. Claramente, lo que utiliza son metáforas ya que no está pidiendo literalmente que nos cortemos una mano o nos saquemos un ojo. Lo que el Señor quiere es que evitemos el pecado con todas nuestras fuerzas y que, en lugar de buscar la causa del pecado fuera de nosotros mismos vayamos a las propias intenciones, al corazón, que es de donde puede salir aquello que nos contamina.

Esta idea se explicita cuando el Señor habla del adulterio, diciendo que dicho pecado no solo se comete cuando hay un acto sexual, sino cuando se consiente una mirada o un  pensamiento impuro frente a una persona casada. Claramente, si le tomamos el peso a las palabras del Señor nos damos cuenta de lo difícil que es cumplir la ley. Tal vez podemos decir con el apóstol Pedro que esto es imposible de cumplir… y es cierto. Es imposible de cumplir para los hombres con nuestras propias fuerzas, pero esta exigencia es posible vivirla con el auxilio de la gracia porque “para Dios todo es posible”.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1. ¿Soy consciente de que el Señor me invita constantemente a cumplir los mandamientos y a purificar mis intenciones, miradas y pensamientos?

2. ¿Qué malas intenciones o pensamientos me están afectando en este momento de mi vida?

3. Una manera de purificar los malos pensamientos e intenciones es acudiendo constantemente a la intercesión de los santos. ¿Existe algún santo al que le tenga devoción o a quien le pueda pedir ayuda en esta dimensión de mi combate espiritual? 

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Señor por este encuentro Contigo. Gracias por hablarme a lo profundo de mi corazón y mostrarme cuánto necesito de Ti. Ayúdame a vivir la fidelidad en todas las situaciones de mi vida, respondiendo siempre con amor según mi propia condición y misión.  Amén

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Madre del Amor Misericordioso,
bien sabes que tu Hijo,
desde lo alto de la Cruz,
señaló el camino de la piadosa filiación
como aquel que deberíamos recorrer.
Te imploro me obtengas la gracia
de acercarme a tu Inmaculado Corazón,
desde mi propio corazón,
para aprender a amarte
y a honrarte
con el amor
que el Señor Jesús te tiene.
Cuida que este hijo tuyo
ingrese así
en el proceso de amorización
y vea algún día cumplida
la gran esperanza
de verse conformado
con el Salvador.

Amén

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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