Año B – Tiempo Ordinario – Semana 18 – Sábado
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, Tú que viniste a reconciliar a la humanidad con el Padre, ayúdame a escuchar tus palabras de vida para que, acogiendo tus enseñanzas, pueda hacerlas vida en mí.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Te pido perdón Jesús
por todos los momentos
en que no confío en Ti
y me quedo encerrado
en mis sufrimientos y dificultades.
Ayúdame a acrecentar mi fe
con la plena confianza
de que mi vida está en tus manos.
Lectura Bíblica: Mt 17,14-20
Cuando se reunieron con la multitud se le acercó un hombre y, cayendo de rodillas, le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y está muy mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua. Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron curar». Jesús respondió: «¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí». Jesús increpó al demonio, y este salió del niño, que desde aquel momento, quedó curado. Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?». «Porque ustedes tienen poca fe», les dijo. «Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: “Trasládate de aquí a allá”, y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes».
Lectura espiritual breve
Lee estas breves palabras del Papa Francisco:
Me parece que todos nosotros podemos hacer nuestra esta invocación. También nosotros, como los Apóstoles, decimos al Señor Jesús: «¡Auméntanos la fe!». Sí, Señor, nuestra fe es pequeña, nuestra fe es débil, frágil, pero te la ofrecemos tal como es, para que Tú la hagas crecer. ¿Les parece que repitamos todos juntos esto: Señor, auméntanos la fe? ¿Lo hacemos? Todos: Señor auméntanos la fe. Señor, auméntanos la fe. Señor auméntanos la fe. Que nos la haga crecer. Y el Señor, ¿qué cosa nos responde? Responde: «Si tuvieran fe como un grano de mostaza, habrían dicho a este sicómoro: “Arráncate y plántate en el mar”, y les habría obedecido» (v. 6). La semilla de la mostaza es pequeñísima, pero Jesús dice que basta tener una fe así, pequeña, pero verdadera, sincera, para hacer cosas humanamente imposibles, impensables. ¡Y es verdad! Todos conocemos a personas sencillas, humildes, pero con una fe fortísima, ¡que verdaderamente mueven las montañas! Pensemos por ejemplo en tantas mamás y papás, que afrontan situaciones muy pesadas; o en ciertos enfermos, incluso gravísimos, que transmiten serenidad a quien los va a visitar. Estas personas, precisamente por su fe, no se vanaglorian de lo que hacen, es más, como pide Jesús en el Evangelio, dicen: «Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer» (Lc 17,10).
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Qué me dice el Evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias buen Jesús por esta oración.
Sé que mi fe es aún muy pequeña,
pero contigo puede ir creciendo.
Ayúdame a caminar con la certeza
de que soy tu hijo
y que cuidas de mí
como el mejor de los padres.
Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Bajo tu amparo nos acogemos,
Santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.