Ciclo B – Tiempo Ordinario – Semana 15 – Miércoles
18 de julio de 2018
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Jesús, quiero mostrarte en este día el profundo amor que te tengo y cuánto deseo vivir en tu presencia. Te pido que me enseñes a rezar. Muchas veces no encuentro las palabras para hablar contigo. Ayúdame, Señor, a ser humilde y sencillo de corazón de manera que pueda aprender de tu escuela y así avanzar cada día en el camino de la oración.
Acto penitencial
(Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Señor, sé que muchas veces me olvido de Ti y, a pesar del inmenso amor que siempre me has mostrado, te doy la espalda. Estoy arrepentido, Señor, y estoy dispuesto a poner todo de mi parte para acogerte en mi interior y caminar por el sendero de la vida.
Lectura Bíblica
«Te alabo, Padre, por haber revelado esto a los pequeños» Mt 11,25-27
En esa oportunidad, Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Lectura espiritual breve
Reflexiona con estas palabras:
Los seres humanos por naturaleza somos muy curiosos. Nos atrae conocer la realidad, entenderla, comprender por qué ocurren las cosas. Por eso probamos, tocamos, vemos y así vamos conociendo, con nuestros sentidos. Pero para conocer las cosas más importantes de la vida muchas veces nuestros sentidos no son suficientes y necesitamos que otro venga y nos las explique. Así son muchas de las verdades divinas, no las alcanzamos solo por las propias fuerzas, sino que las recibimos como un don, como regalo de Dios, que viene y nos las revela.
El Evangelio hoy nos habla de esto. Dios se revela, ¿pero cuál debe ser nuestra disposición, nuestra actitud para recibirla? La sencillez y la humildad. A quien no es sencillo de corazón qué difícil le será entender las cosas de Dios. El sencillo se abre a escuchar. Sólo cuando somos sencillos y humildes nos ponemos en las manos de Dios, confiamos en sus planes, no nos desesperamos cuando la realidad se pone adversa. Cuando somos sencillos y humildes aprendemos a ser misericordiosos, confiados, compasivos, aprendemos a ver la realidad como Dios la ve. Por eso el sabio no es el complicado, sino el sencillo. Porque en el fondo la realidad es sencilla. La sencillez es lo que nos permite ver lo esencial de las cosas.
P. Juan José Paniagua
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1. ¿Me considero una persona sencilla de corazón? ¿No seré a veces un poco complicado, enredando mi vida en cosas que de verdad no son importantes para Dios?
2. ¿Qué puedo hacer para vivir con una mayor sencillez de corazón?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Jesús porque me invitas a vivir con humildad y sencillez, gracias por mostrarme el camino que Tú mismo recorriste durante tu peregrinar aquí en la Tierra. Gracias porque me has dejado también a Santa María como ejemplo de la discípula que siempre quiso escuchar y obedecer los Planes de Dios. Ayúdame a decirte que sí en todas la circunstancias de mi vida. Amén.
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Lecturas de la Misa del día