Ciclo B – Tiempo Ordinario – Semana 04 – Sábado
3 de febrero de 2018
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, sé que Tú siempre escuchas a los que te buscan con confianza. Sé que Tú eres el buen amigo que nunca desoye nuestras súplicas. Con esa confianza me acerco a Ti el día de hoy, en esta oración, y te pido que me ayudes a acrecentar mi fe y mi amor hacia Ti.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Sé también querido Jesús que mis buenos deseos son muchos, pero también mis debilidades. Cuánto quisiera que todos mis actos reflejen todo lo que quiero amarte. Pero se también que el pecado opera en mí y muchas veces te dejo a un lado y opto por las cosas que en el fondo sé que no me convienen. Perdóname buen Jesús, y ayúdame a renovar mis esfuerzos para seguirte con generosidad.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día
“Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor” (Mc 6,30-34)
Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: “Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco”. Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Lectura espiritual breve
Lee lo que nos enseña San Cesareo de Arles:
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia (Mt 5,7). Dulce es el nombre de misericordia, hermanos muy amados; y si el nombre es tan dulce, ¿cuánto más no lo será la cosa misma?… Mis hermanos, ya que todos deseamos la misericordia actuemos de manera que ella llegue a ser nuestro abogado en este mundo, para que nos libre después en el futuro. Hay en el cielo una misericordia, a la cual se llega a través de la misericordia terrena: Dice, en efecto, la Escritura: Señor, tu misericordia llega al cielo. (Sal 35,6)
Existe, pues, una misericordia terrena y humana, otra celestial y divina. ¿Cuál es la misericordia humana? La que consiste en atender a las miserias de los pobres. ¿Cuál es la misericordia divina? Sin duda, la que consiste en el perdón de los pecados. Todo lo que da la misericordia humana en este tiempo de peregrinación se lo devuelve después la misericordia divina en la patria definitiva. Dios, en este mundo, padece frió y hambre en la persona de todos los pobres como dijo él mismo: “Cada vez que lo hicisteis con unos de éstos, mis humildes hermanos conmigo lo hicisteis” (Mt 25,40). El mismo Dios que se digna dar en el cielo quiere recibir en la tierra.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1. ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2. ¿Cómo ilumina mi vida?
3. ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Señor porque me acompañas siempre, de manera especial el día de hoy en esta oración. Ayúdame a ser generoso y fiel, para que todas mis palabras, sentimientos y acciones sean reflejo de mi fe y del amor que te tengo. Amén
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Salve, Reina de los Cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, Virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.