Ciclo A – Tiempo Ordinario – Semana 18 – Viernes
11 de agosto de 2017
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, que con tu cruz me muestras el camino que debo recorrer para llegar a la resurrección, te pido que me acompañes en este momento de encuentro con tu palabra, que no tenga miedo de seguirte y cargar mi cruz con alegría.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Reconozco Señor que soy débil y que muchas veces me rebelo frente al sufrimiento. Ayúdame a mirar tu cruz y aprender de ti a cargarla con alegría. Ayúdame a ver en tu cruz la promesa de la reconciliación y perdón por mis muchos pecados.
Lectura Bíblica
«El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga» Mt 16,24-28
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino».
Lectura espiritual breve
Reflexiona con estas palabras del Papa Francisco:
¿Qué ha dejado la Cruz en los que la han visto, en los que la han tocado? ¿Qué deja en cada uno de nosotros? Deja un bien que nadie más nos puede dar: la certeza del amor indefectible de Dios por nosotros. Un amor tan grande que entra en nuestro pecado y lo perdona, entra en nuestro sufrimiento y nos da fuerza para sobrellevarlo, entra también en la muerte para vencerla y salvarnos. En la Cruz de Cristo está todo el amor de Dios, su inmensa misericordia. Y es un amor del que podemos fiarnos, en el que podemos creer… fiémonos de Jesús, confiemos totalmente en Él porque Él nunca defrauda a nadie.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1. ¿Qué me dice el Evangelio que he leído?
2. ¿Cómo ilumina mi vida?
3- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Señor por tu amor y perdón. Gracias por enseñarme a mirar el horizonte reconciliador de mi sufrimiento. Dame la gracia que necesito para aprender a no desperdiciar los momentos difíciles que tengo que enfrentar cada día, sino más bien unirlos a tu cruz para que den frutos de reconciliación para mí mismo y para tu santa Iglesia. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.