Ciclo A – Adviento – Semana 04 – Miércoles
21 de diciembre de 2016
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Dulce Jesús. Te doy infinitas gracias por este momento en que me muestras nuevamente tu amor y me das el alimento que necesito para continuar en mi camino. Ayúdame a ser tierra fértil que acoger con profundidad tu palabra y dar los frutos que Tú esperas.
Acto penitencial
(Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Perdóname Señor por tantos momentos en que desconfío de Ti y de tus promesas. Ayúdame a confiar en tu infinita misericordia, y de la mano de la Madre, enséñame a poner mi esperanza en Ti y en tu palabra.
Lectura Bíblica: Lc 1,39-45
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de Ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».
Lectura espiritual breve
El Papa Benedicto XVI nos invita a profundizar en el dogma de la Asunción:
«Me felicitarán todas las generaciones». Nosotros podemos alabar a María, venerar a María, porque es “feliz”, feliz para siempre. Y este es el contenido de esta fiesta. Feliz porque está unida a Dios, porque vive con Dios y en Dios. El Señor, en la víspera de su Pasión, al despedirse de los suyos, dijo: «Voy a prepararos una morada en la gran casa del Padre. Porque en la casa de mi Padre hay muchas moradas» (ver Jn 14,2). María, al decir: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra», preparó aquí en la Tierra la morada para Dios; con cuerpo y alma se transformó en su morada, y así abrió la Tierra al Cielo. San Lucas, en el pasaje evangélico que acabamos de escuchar, nos da a entender de diversas maneras que María es la verdadera Arca de la alianza, que el misterio del Templo —la morada de Dios aquí en la Tierra— se realizó en María. En María Dios habita realmente, está presente aquí en la Tierra. María se convierte en su Tienda. Lo que desean todas las culturas, es decir, que Dios habite entre nosotros, se realiza aquí. San Agustín dice: «Antes de concebir al Señor en su cuerpo, ya lo había concebido en su alma». Había dado al Señor el espacio de su alma y así se convirtió realmente en el verdadero Templo donde Dios se encarnó, donde Dios se hizo presente en esta Tierra.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
- – ¿Qué me dice el Evangelio que he leído?
- – ¿Cómo ilumina mi vida?
- – ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
- – ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Señor por haberme regalado a Santa María como mi Madre. Que siguiendo sus pasos y aprendiendo de su Inmaculado Corazón, pueda a su lado llegar a alcanzar la tan anhelada eternidad. Amén.
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén