Ciclo A – Adviento – Semana 1 – Viernes
2 de diciembre de 2016
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Buen Jesús, deseo ponerme en tu presencia y pedirte que me ayudes a tener silencio en mi interior. Que esta oración me ayude a recordar que Tú debes ser siempre el centro de mi vida, no permitas que nada me aleje de Ti.
Acto penitencial
(Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Te pido perdón Señor porque sé que Tú me has amado hasta el extremo, pero aún así muchas veces desconfío de ti. Descubro que mi fe es débil y por eso me desvío del camino. Pero tengo la certeza que siempre me perdonas, porque tu misericordia es infinita. Ayúdame a ponerme de pie cada vez que tropiece.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día
“Que suceda como ustedes han creído” (Mt 9,27-31)
Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: “Ten piedad de nosotros, Hijo de David”. Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: “¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?”. Ellos le respondieron: “Sí, Señor”. Jesús les tocó los ojos, diciendo: “Que suceda como ustedes han creído”. Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: “¡Cuidado! Que nadie lo sepa”. Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.
Lectura espiritual breve
Te invitamos a reflexionar con estas palabras:
Los dos ciegos que se acercan a Jesús son personas que seguramente habían escuchado hablar del Señor y se acercan con la esperanza de recuperar la vista. Llama la atención la insistencia con la que gritan a Jesús que tenga compasión de ellos. Este detalle parece indicar que los ciegos no solo querían la salud física sino su salud espiritual. Estos hombres eran conscientes de su oscuridad física por la ceguera y de su oscuridad espiritual por el pecado. La actitud de los ciegos es muy humilde al reconocer su mal más profundo. A la vez confían plenamente en la capacidad de Jesús para devolverles la salud en todos sus aspectos (físico y espiritual).
El Buen Señor no permanece indiferente ante el clamor de los ciegos así como nunca permanece indiferente ante el clamor de los necesitados de su luz y de su esperanza. Hoy, en medio del tiempo del Adviento, tengo la oportunidad de decirle al Señor: “ten compasión de mi”, sáname interiormente por medio de tu luz para saber por donde caminar.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Confío en el Señor como fuente de luz y esperanza en mi vida?
2.- ¿Qué actos concretos puedo realizar durante el Adviento para acercarme a Jesús a semejanza de los ciegos del Evangelio?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Jesús por el don de la fe que me has regalado. Gracias por tu presencia y compañía en esta oración. Ayúdame a acrecentar la fe y a ser cada día más coherente con mi vocación a la santidad. Amén.
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Encomendémonos a nuestra Madre rezando:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.