8 de septiembre
Natividad de la Virgen María
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, en este momento de oración quiero ponerme en tu presencia. Sé que me conoces profundamente y me entiendes, por eso puedo acercarme a Ti con total confianza. Ayúdame a hacer silencio en mi interior para escuchar tu voz y seguir tus enseñanzas.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Señor, muchas veces las ocupaciones que tengo en mi vida me distraen de lo más importante y esencial de mi existencia. Algunas veces también siento que mis pecados son como una carga pesada que tengo que llevar. Perdóname, Señor, y ayúdame a confiar más en Ti. Sé que si sigo tus pasos, todo se hace llevadero, sé que tu amor y tu misericordia hacen mi cruz más ligera.
Lectura Bíblica: Mt 1,1-16.18-23
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos. Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Aram; Aram, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón. Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé; Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías. Salomón fue padre de Roboam; Roboam, padre de Abías; Abías, padre de Asá; Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Joram; Joram, padre de Ozías. Ozías fue padre de Joatam; Joatam, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Josías; Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia. Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacim; Eliacim, padre de Azor. Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquim; Aquim, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob. Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no han vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará a su Pueblo de todos sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: «La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel», que traducido significa: «Dios con nosotros».
Lectura espiritual breve
Reflexiona con este texto del Padre Juan José Paniagua:
Hoy el Señor Jesús nos pone muy altas las exigencias del Evangelio. Nos dice: “amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldigan y rueguen por los que los difamen”. ¡Realmente qué difícil! Si amar al prójimo, al que está a mi lado, me cuesta tanto, ¿hay que amar también al enemigo? Si me cuesta hacer el bien en mi propia casa, ser más servicial, amable, generoso, no generar conflictos, ¿también tengo que hacer el bien a los que me odian y a los que no me quieren? Y al ver en el mundo tantas injusticias que me rebelan e indignan tanto, ¿también tengo que rezar por esas personas que considero tan crueles e injustas? Quizá podríamos decir: Señor, esta vez nos pides mucho.
Y es que a veces somos muy justicieros, queremos darle al otro sólo “lo que se merece”. Felizmente Dios no es así con nosotros. Porque si nos diera lo que nos mereciéramos, quizá recibiríamos más males que bienes. Dios nos ama gratuitamente, porque Él es bueno. Porque da a manos llenas.
¿Cómo estamos dando nosotros? Si sólo amamos a los que nos aman, ¿qué bien hacemos? Si sólo hacemos el bien a los que nos hacen bien, ¿dónde está el mérito? ¿Los malos no hacen lo mismo? ¿Qué diferencia está haciendo en nosotros ser hombres y mujeres de fe? ¿Saben cuándo empieza a brillar el verdadero amor? Cuando servimos y amamos al que no tiene cómo pagárnoslo de vuelta. La medida de Dios es la de las manos llenas, la de la generosidad. ¿También es la nuestra?
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1. ¿Vives el amor de manera generosa y gratuita? ¿O generalmente porque esperas algo a cambio?
2. Piensa quién es esa persona que crees que no se lo merece, pero que necesita de tu perdón, de tus actos buenos, de tu generosidad.
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Señor por el gran regalo que me has dado al entregarme a tu Madre Santa María. Ella sabe cómo conducirme cada vez más al encuentro pleno contigo. Dame la gracia de acogerla en la casa de mi corazón como lo hizo tu hijo San Juan, y que al lado de la Madre pueda aprender a amar más a mis hermanos, nutrido del encuentro y comunión contigo. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Madre del Redentor, Virgen fecunda
puerta del Cielo
siempre abierta,
estrella del mar
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu Santo Creador,
y permanecés siempre Virgen,
recibe el saludo del ángel Gabriel
y ten piedad de nosotros pecadores.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.