Ciclo A – Tiempo Ordinario – Semana 28 – Viernes
20 de octubre de 2017
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús: gracias por este espacio de encuentro contigo. Ayúdame a reconocer el llamado que me haces y a acogerlo plenamente desde el don de mi libertad respondiendo con fidelidad a tus designios.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Tu presencia, Señor mío, me recuerda lo mucho que me falta por ser más como Tú. Al mismo tiempo, tu cercanía me recuerda tu infinito amor, y sé que me amas más de lo que puedo comprender. Ayúdame, Señor, a recibir tu misericordia con humildad y alegría.
Lectura Bíblica
«Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman, porque valen más que muchos pájaros» Lc 12,1-7
Mientras tanto se reunieron miles de personas, hasta el punto de atropellarse unos a otros. Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido. Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas. A ustedes, mis amigos, les digo: No teman a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más. Yo les indicaré a quién deben temer: teman aquel que después de matar, tiene el poder de arrojar a la Gehena. Sí, les repito, teman a ese. ¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos. Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman, porque valen más que muchos pájaros».
Lectura espiritual breve
Acojamos estas palabras de San Juan Pablo II:
La primera parte del pasaje evangélico de hoy se refiere a esta sincera confesión de los propios pecados y a la necesidad de abrirse a la acción de Dios. Jesús define “levadura de los fariseos” la dureza del corazón que no quiere reconocer las propias culpas y la incapacidad para acoger el don de Dios: «Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía» (Lc 12,1). Con estas palabras, Jesús no sólo condena la actitud de falsedad y el afán de hacerse notar, sino también la presunción de creerse justos, que excluye toda posibilidad de auténtica conversión y de fe en Dios.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1. ¿Qué me dice el Evangelio que he leído?
2. ¿Cómo ilumina mi vida?
3. ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4. ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Te agradezco porque me recuerdas que no basta con vivir una vida cristiana a medias para alcanzar la eternidad. La coherencia a la que estoy invitado es el camino para llegar al cielo. Cuento con tu gracia y Tú cuentas con mi libertad. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.