Primera lectura: Génesis 1,1-31; 2,1-2 / Sal 103,1-2a.5-6.10 y 12.13-14.24 y 35a
Segunda lectura: Génesis 22, 1-18 / Sal 15,5 y 8.9-10.11
Tercera lectura: Éxodo 14,15-15,1 / Ex 15,1-2. 3-4.5-6.17-18
Cuarta lectura: Isaías 54, 5-14 / Sal 29,2 y 4.5-6.11 y 12a y 13b
Quinta lectura: Isaías 55,1-11 / Is 12,2-3.4bcd.5-6
Sexta lectura: Baruc 3,9-15.32-4,4 / Sal 18,8.9.10.11
Séptima lectura: Ezequiel 36,16-28 / Sal 41,3.5bcd; 42,3.4
Epístola: Romanos 6,3-11 / Sal 117, 1-2.16ab-17.22-23
Evangelio: San Mateo 28,1-10
PRIMERA LECTURA
Vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno
Y dijo Dios:
—«Que exista la luz».
Y la luz existió.
Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla: llamó Dios a la luz «Día»; a la tiniebla «Noche».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero
Y dijo Dios:
—«Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas».
E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda.
Y así fue.
Y llamó Dios a la bóveda «Cielo».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.
Y así fue.
Y llamó Dios a los continentes «Tierra». y a la masa de las aguas la llamó «Mar».
Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios:
Y así fue.
La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 103,1-2a.5-6.10 y 12.13-14.24 y 35c (R.: cf. 30)
R/. Envía tu espíritu, Señor,
y repuebla la faz de la tierra.
Bendice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R/.
Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás; la cubriste
con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas. R/.
De los manantiales sacas los ríos
para que fluyan entre los montes,
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto. R/.
Desde tu morada riegas los montes,
y la tierra se sacia de tu acción fecunda;
haces brotar hierba para los ganados y forraje
para los que sirven al hombre. R/.
¡Cuántas son tus obras, Señor!,
y todas las hiciste con sabiduría,
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía al Señor! R/.
SEGUNDA LECTURA
El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe.
Salmo responsorial
Sal 15,5 y 8.9-10.11 (R.: 1)
R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena:
porque no me entregarás a la muerte
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.
TERCERA LECTURA
Los israelitas pasaron en seco por en medio del mar.
Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del ejército de Israel, y pasó a retaguardia. También la columna de nube de delante se desplazó de allí y se colocó detrás, poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. La nube era tenebrosa y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran trabar contacto. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del Este que secó el mar y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos en medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.
Salmo responsorial
Ex 15,1-2.3-4.5-6.17-18 )R.: 1a)
R/. Cantaré al Señor, sublime es su victoria.
Cantemos al Señor, sublime es su victoria:
caballo y jinete ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
El es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. R/.
El Señor es un guerrero,
su nombre es el Señor.
Los carros del Faraón los lanzó al mar,
ahogó en el Mar Rojo a sus mejores capitanes. R/.
Las olas los cubrieron,
bajaron hasta el fondo como piedras.
Tu diestra, Señor, es fuerte y terrible;
tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R/.
Los introduces y los plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás. R/.
CUARTA LECTURA
Con misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor.
su nombre es el Señor de los Ejércitos.
Tu redentor es el Santo de Israel,
se llama Dios de toda la tierra.
Como a mujer abandonada y abatida
te vuelve a llamar el Señor;
como a esposa de juventud, repudiada,
—dice tu Dios—.
pero con gran cariño te reuniré.
En un arrebato de ira
te escondí un instante mi rostro,
pero con misericordia eterna te quiero
—dice el Señor, tu redentor—.
Juré que las aguas del diluvio
no volverían a cubrir la tierra;
así juro no airarme contra ti ni amenazarte.
no se retirará de ti mi misericordia
ni mi alianza de paz vacilará
—dice el Señor, que te quiere—.
Mira, yo mismo coloco tus piedras sobre azabaches,
tus cimientos sobre zafiros;
te pondré al menas de rubí,
y puertas de esmeralda,
y muralla de piedras preciosas.
tendrán gran paz tus hijos.
Tendrás firme asiento en la justicia.
Estarás lejos de la opresión,
y no tendrás que temer;
y lejos del terror, que no se acercará.
Salmo responsorial
Sal 29,2 y 4.5-6.11 y 12a y 13b (R.: 2a)
R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Sacaste mi vida del abismo,
y me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.
Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante,
su bondad de por vida;
al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana, el júbilo. R/.
Escucha, Señor, y ten piedad de mí, Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.
QUINTA LECTURA
Venid a mí, y viviréis; sellaré con vosotros alianza perpetua.
«Todos lso que tengan sed, vengan a beber agua,
también los que no tienen dinero:
venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde.
y el salario en lo que no da hartura?
Salmo responsorial
Is 12,2-3.4bcd.5-6 (R.: 3)
R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
el fue mi salvación.
Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. R/.
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R/.
Tañed para el Señor que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel.» R/.
SEXTA LECTURA
Caminad a la claridad del resplandor del Señor.
presta oído para aprender prudencia.
que envejezcas en tierra extranjera,
que estés impuro con los muertos,
que te cuenten con los del Abismo?
Si hubieras seguido el camino de Dios,
habitarías en paz para siempre.
Aprende dónde se encuentra la prudencia,
el valor y la inteligencia,
así aprenderás dónde se encuentra la vida larga,
la luz de los ojos y la paz.
¿Quién encontró su puesto
o entró en sus almacenes?
El que todo lo sabe la conoce,
la examina y la penetra.
El que creó la tierra para siempre
y la llenó de animales cuadrúpedos;
el que manda a la luz, y ella va,
la llama, y le obedece temblando;
a los astros, que velan gozosos
en sus puestos de guardia,
los llama y responden:
y brillan gozosos para su Creador.
y no hay otro frente a él:
investigó el camino del saber
y se lo dio a su hijo Jacob,
a su amado, Israel.
y vivió entre los hombres.
la ley de validez eterna:
los que la guardan,
vivirán, los que la abandonan, morirán.
camina a la claridad de su resplandor;
ni tu dignidad a un pueblo extranjero.
¡Dichosos nosotros, Israel,
que conocemos lo que agrada al Señor!
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 18, 8. 9. 10. 11 (R.: Jn 6,68)
R/. Señor, tienes palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y eternamente justos. R/.
Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulce que la miel
de un panal que destila. R/.
SÉPTIMA LECTURA
Derramaré sobre vosotros un agua pura, y os daré un corazón nuevo.
«Cuando la casa de Israel habitaba en su tierra,
la profanó con su conducta, con sus acciones,
como sangre inmunda fue su proceder ante mí.
por la sangre que habían derramado en el país,
por haberlo profanado con sus idolatrías.
anduvieron dispersos por los países;
según su proceder, según sus acciones los sentencié.
profanaron mi santo nombre;
decían de ellos:
de su tierra han salido».
profanado por la casa de Israel
en las naciones a las que se fue.
Esto dice el Señor:
«No lo hago por vosotros, casa de Israel,
sino por mi santo nombre, profanado por vosotros,
en las naciones a las que habéis ido.
Mostraré la santidad de mi nombre grande,
profanado entre los gentiles,
que vosotros habéis
profanado en medio de ellos;
y conocerán los gentiles que yo soy el Señor
—oráculo del Señor—,
cuando les haga ver mi santidad al castigaros.
Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.
Y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
que di a vuestros padres.
y yo seré vuestro Dios.
Salmo responsorial
Sal 41, 3. 5bcd; 42, 3. 4
R/. Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío.
Tiene sed de Dios
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios? R/.
¡Cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta. R/.
Envía tu luz y tu verdad;
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R/.
Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R/.
EPÍSTOLA
Salmo responsorial
Sal 117,1-2.16ab-17.22-23
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R/.
La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré,
para contar las hazañas del Señor. R/.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
es un milagro patente. R/.
EVANGELIO
Ha resucitado y va por delante de vosotros a Galilea.
+ Lectura del santo Evangelio según San Marcos 16, 1-7
Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamarle. Y muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, van al sepulcro. Se decían unas otras: «¿Quién nos retirará la piedra de la puerta del sepulcro?» Y levantando los ojos ven que la piedra estaba ya retirada; y eso que era muy grande. Y entrando en el sepulcro vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con una túnica blanca, y se asustaron. Pero él les dice: «No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron. Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.»
Palabra del Señor.
EVANGELIO
Ha resucitado y va por delante de vosotros a Galilea
+ Lectura del santo Evangelio según San Mateo 28,1-10
En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María la Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres:
—«Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No, está aquí: HA RESUCITADO, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis». Mirad, os lo he anunciado».
Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo:
—«Alegraos».
Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies.
Jesús les dijo:
—«No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
Palabra del Señor.