09 de abril de 2019
Y nosotros, cuando estamos en la desolación, no soportamos el viaje y buscamos refugio en los ídolos o en la murmuración, o en tantas cosas… Este es un modelo para nosotros. Y este espíritu del cansancio en nosotros, los cristianos, también nos lleva a un modo de vivir insatisfecho: el espíritu de la insatisfacción. No nos gusta todo, todo sale mal… El mismo Jesús nos lo enseñó cuando dice de este espíritu de la insatisfacción que somos como los niños que juegan.
La siembra del diablo
Algunos cristianos se rinden ante el “fracaso”, sin darse cuenta de que éste es el “campo perfecto para la siembra del diablo”. A veces tienen “miedo a las consolaciones” – prosiguió diciendo el Papa Bergoglio – “miedo a la esperanza”, “miedo a las caricias del Señor”, llevando “una vita de quejicoso” por las coas frustradas.
Esta es la vida de muchos cristianos. Viven quejándose, viven criticando, viven murmurando y viven insatisfechos. “El pueblo no soportó el viaje”. Nosotros, los cristianos, a menudo no soportamos el viaje. Y nuestra preferencia es el apego al fracaso, es decir, la desolación. Y la desolación es de la serpiente: la serpiente antigua, la del Paraíso terrenal. Es un símbolo. Y aquí la misma serpiente que sedujo a Eva, es esto un modo de hacer ver la serpiente que tienen dentro, que siempre muerde en la desolación.
Miedo a la esperanza
Pasar la vida quejándose: les pasa a los que “prefieren el fracaso”, “no soportan la esperanza”, “no soportaron la resurrección de Jesús”.
Hermanos y hermanas, recordemos sólo esta frase: “El pueblo no soportó el viaje”. Los cristianos no soportan el viaje. Los cristianos no soportan la esperanza. Los cristianos no soportan la curación. Los cristianos no soportan la consolación. Estamos más apegados a la insatisfacción, al cansancio, al fracaso. Que el Señor nos libere de esta enfermedad.
Barbara Castelli – Ciudad del Vaticano