Ciclo C – Pascua – Semana 6 – Martes
28 de mayo de 2019
Un cristiano triste no va
Un santo decía: Un santo triste es un triste santo. Así – prosiguió el Papa – “un cristiano triste es un triste cristiano: no va”. El Espíritu Santo es el que nos hace capaces de llevar las cruces y nos trae el ejemplo de Pablo y Silas en la primera lectura de hoy, tomada de los Hechos de los Apóstoles que, encadenados, cantaban himnos a Dios. El Espíritu Santo renueva todo. “El Espíritu Santo – dijo Francisco – es el que nos acompaña en la vida, el que nos sostiene”, es el Paráclito. Y comentó: “¡Pero qué nombre extraño!” y recordó cuando, siendo sacerdote en una misa de niños un domingo de Pentecostés, les había preguntado si sabían quién es el Espíritu Santo. Y un niño le había respondido: el paralítico. Y muchas veces nosotros también “pensamos que el Espíritu Santo es un paralítico, que no hace nada…”.
Paráclito: la palabra paráclito significa “aquel que está a mi lado para sostenerme” para que yo no caiga, para que siga adelante, para que conserve esta juventud del Espíritu. El cristiano siempre es joven: siempre. Y cuando el corazón del cristiano comienza a envejecer, comienza a disminuir su vocación de cristiano. O eres joven de corazón, de alma, o no eres plenamente cristiano.
“ O eres joven de corazón, de alma, o no eres plenamente cristiano ”
El diálogo diario con el Espíritu nos hace avanzar
Francisco continuó diciendo que en la vida habrá dolores, Pablo y Silas habían sido golpeados y sufrían, “pero estaban llenos de alegría, cantaban….”.
Ésta es la juventud. Una juventud que siempre te hace mirar la esperanza: esto, ¡adelante! Pero para tener esta juventud necesitamos un diálogo cotidiano con el Espíritu Santo, que está siempre junto a nosotros. Es el gran don que Jesús nos ha dejado: este soporte, que te hace ir adelante.
El pecado envejece el alma, el Espíritu nos hace jóvenes
Y aunque somos pecadores, el Espíritu nos ayuda a arrepentirnos y nos hace mirar hacia delante: “Habla con el Espíritu – dijo el Papa – Él te apoyará y te devolverá tu juventud”. El pecado, en cambio, envejece: “El alma envejece, todo envejece”. Y subrayó nuevamente: “Nunca más esta tristeza pagana”. En la vida hay momentos difíciles, pero en estos momentos “se siente que el Espíritu nos ayuda a avanzar (…) y a superar las dificultades. También el martirio”. Y concluyó diciendo:
“Pidamos al Señor que no perdamos esta juventud renovada, que no seamos cristianos retirados que han perdido su alegría y no se dejan llevar adelante… El cristiano nunca se retira; el cristiano vive, vive porque es joven, cuando es un verdadero cristiano”.
Adriana Masotti – Ciudad del Vaticano