Lima, 20/07/15 (Familia Sodálite Noticias). El pasado miércoles 15 de julio Enrique Elías, Procurador del Sodalicio de Vida Cristiana ante la Santa Sede, celebró los 25 años de su Profesión Perpetua con una Misa presida por Mons. José Antonio Eguren, Arzobispo Metropolitano de Piura.
En la Misa celebrada en la Parroquia San Felipe Apóstol de Lima, el Arzobispo de Piura señaló que “Enrique viene esta noche y junto con él todos nosotros, a dar gracias al Señor por el don de su fidelidad. Porque es esa fidelidad inquebrantable, amorosa y eterna de Dios hacia nosotros la que fundamenta y hace posible nuestra fidelidad a Él y nuestra fidelidad entre nosotros”.
Hace 25 años, Enrique realizó su Profesión Perpetua en las Vísperas de la Fiesta de la Virgen del Carmen. “No hay mejor escuela donde podamos forjar nuestra fidelidad vocacional que en la escuela de María. María es la mujer fiel por excelencia y es en su escuela donde nosotros sus hijos en la fe forjamos la nuestra”, resaltó Mons. Eguren. Después citando a San Juan Pablo II, explicó las cuatro dimensiones de la fe que María vivió: la búsqueda, la acogida, la coherencia y la constancia.
Dirigiéndose a Enrique lo animó: “que este jubileo te lance a una mayor ardiente y generosa búsqueda de los planes de Dios en tu vida en el Sodalitium. Consciente de que Dios tiene la respuesta, o mejor dicho, solo Dios es la respuesta que puede llenar hoy y siempre de sentido tu vida, de felicidad y plenitud tu corazón”. Además, le exhortó que le abra su corazón de par en par al Señor como lo hizo María, que sea coherente con la palabra que ha empeñado para toda su vida, y que sea constante en momentos de alegría como de dolor.
En sus palabras de agradecimiento al final de la misa Enrique dijo que “la gratitud que brota del alma es algo muy bueno, así que para comenzar quiero darte las gracias a ti Señor mío y Dios mío, gracias a ti María, Madre de Jesús y mía también. Algunos creen que la consagración a Dios es un sacrificio, pero la verdad es que quien se consagra a Dios, recibe en abundancia. Yo he recibido mucho más de lo que he dado”.
“Cuando la vocación es auténtica, a pesar de las dificultades y sufrimientos, la felicidad es muy grande, la felicidad es una experiencia muy íntima cuando hacemos el bien, incluso cuando intentamos según el máximo de nuestras capacidades y posibilidades porque Dios siempre completa la fórmula de nuestros límites y defectos” continuó, dando su propio testimonio de que “Dios es generoso, bueno y nunca nos abandona. La fe es una enorme bendición; esperar confiando en Dios es el mayor consuelo”.
Para finalizar Enrique recordó especialmente a sus padres, Enrique Elías Laroza e Isabelita Dupuy Montori; y agradeció a sus familiares, amigos, destacando su generosidad y comprensión, incluso cuando resultaba difícil entender o compartir sus decisiones. “Gracias de corazón a mis amigos y hermanos en la Fe, a los sodálites con quienes he compartido la Gran Aventura, casi la locura de la Misión: evangelizar, ayudar y servir” señalando que “hemos amado a la Iglesia y la vamos a servir hasta el fin de nuestra vida. A mis hermanas las Fraternas y las Siervas, y a mis hermanos todos del Movimiento. Cuántas Bendiciones, cuántos esfuerzos, y cuánto hemos vivido y seguiremos viviendo. Recen por mí, yo siempre rezo por ustedes” concluyó.
