Mi vida en Xto

Oración del viernes: «El precepto de la fidelidad»

Ciclo C – Tiempo Ordinario – Semana 10 – Viernes
14 de junio de 2019

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Buen Jesús, yo creo que Tú eres el Señor de la vida. Yo creo que Tú has venido a reconciliar todas mis rupturas y a darme la verdadera vida. Te pido que me ayudes a escuchar tu palabra con reverencia y atención, para que pueda alimentarme de Ti, y así, poder ir acercándome a tu vida eterna.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Te pido perdón Señor por todos mis pecados. Son tantas las veces que he fallado contra Ti que me da vergüenza mirar tu rostro. Pero tu misericordia es infinita. Tú no ves mi pecado, sino que ves mi corazón herido que necesita de Ti. Ayúdame a crecer en la Fe para que pueda vivir más coherentemente con tu palabra, y así no pecar más contra Ti.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día

“El precepto de la fidelidad” (Mt 5,27-32)

Ustedes han oído que se dijo: «No cometerás adulterio.» Pero yo les digo: Quien mira a una mujer con malos deseos, ya cometió adulterio con ella en su corazón.

Por eso, si tu ojo derecho te está haciendo caer, sácatelo y tíralo lejos; porque más te conviene perder una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te lleva al pecado, córtala y aléjala de ti; porque es mejor que pierdas una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. También se dijo: «El que se divorcie de su mujer, debe darle un certificado de divorcio.» Pero yo les digo: Si un hombre se divorcia de su mujer, fuera del caso de unión ilegítima, es como mandarla a cometer adulterio: el hombre que se case con la mujer divorciada, cometerá adulterio.

Lectura espiritual breve

Lee esta breve reflexión que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio:

Cuando dicen que un producto ha sido adulterado, significa que ha sido modificado, perdiendo así su calidad original. Ha sido alterado porque se le ha añadido algo que le es ajeno, desvirtuándose. En el Evangelio de hoy Jesús nos habla sobre el adulterio. El adulterio es haber modificado el sentido auténtico y profundo del amor, haciéndolo perder su calidad original, su belleza, añadiéndole algo ajeno a él, que le es impropio, desvirtuándolo, rebajándolo. 

Y hoy Jesús nos dice que el adulterio no sólo es un acto físico, sino que también se puede cometer adulterio con la intención, con la mirada: «Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón». Es un mandato que nos invita a vivir la pureza de intención, que no solamente se manifieste en actos físicos, sino que brote desde que sale del corazón, desde la intención con la que se mira, con la que uno se aproxima a una persona. Y no es un mandato represivo, todo lo contrario, es un mandato que invita al amor pleno, puro, que respeta al prójimo en todo sentido, que invita a poder amar con un corazón más grande. 

Que todo nuestro ser, desde lo más visible hasta lo más invisible, opte por el Señor. No pretende Jesús que seamos perfectos y sin mancha, porque si no nos estaría pidiendo un imposible. Pero sí que cada día tratemos de seguirlo con mayor rectitud de intención.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1. ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2. ¿Cómo ilumina mi vida?

3. ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Señor por este encuentro Contigo. Gracias por hablarme a lo profundo de mi corazón y mostrarme cuánto necesito de Ti. Ayúdame a vivir la fidelidad en todas las situaciones de mi vida, respondiendo siempre con amor según mi propia condición y misión. Amén

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Salve, Reina de los Cielos 
y Señora de los ángeles; 
salve raíz, salve puerta, 
que dio paso a nuestra luz. 

Alégrate, Virgen gloriosa, 
entre todas la más bella; 
salve, agraciada doncella, 
ruega a Cristo por nosotros.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.