Ciclo A – Tiempo Ordinario – Semana 05 – Miércoles
12 de febrero de 2020
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, agradeciéndote por este momento de oración, te pido me ayudes a estar en tu presencia y abrirme a la luz de tu Espíritu, para que de esa manera pueda comprender mejor tu palabra y vivirla con mayor fidelidad.
Acto penitencial
(Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Reconozco, Señor mío, que muchas veces me alejo de Ti, que muchas veces hay en mi interior malas intenciones, desórdenes y deseos que no van de acuerdo a tus enseñanzas. Perdóname, buen Señor Jesús, y ayúdame a acoger tu perdón y tu misericordia para reconocer la inmensidad de tu amor.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día
“Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro” (Mc 7,14-23)
Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!”. Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido de esa parábola. El les dijo: “¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo, porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados?”. Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos. Luego agregó: “Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre”.
Lectura espiritual breve
Lee lo que escribe San Rafael Arnáiz Barón (1911-1938):
Que vengan los sabios preguntando dónde está Dios. Dios está donde el sabio con la ciencia soberbia no puede llegar… Dios está en el corazón desprendido…, en el silencio de la oración, en el sacrificio voluntario al dolor, en el vacío del mundo y sus criaturas… Dios está en la Cruz, y mientras no amemos la Cruz, no le veremos, no le sentiremos… Callen los hombres, que no hacen más que meter ruido. ¡Ah!, Señor, qué feliz soy en mi retiro… Cuánto te amo en mi soledad… Cuánto quisiera ofrecerte que no tengo, pues ya te lo he dado todo… Pídeme, Señor…, mas ¿qué he de darte? ¿Mi cuerpo?, ya lo tienes; es tuyo. ¿Mi alma?… Señor, ¿en quién suspira sino en Ti, para que de una vez la acabes de tomar? ¿Mí corazón? está a los pies de María, llorando de amor…, sin ya nada querer, más que a Ti.¿Mi voluntad? ¿Acaso, Señor, deseo lo que Tú no deseas? Dímelo… dime, Señor, cuál es tu voluntad, y pondré la mía a tu lado… Amo todo lo que Tú me envíes y me mandes, tanto salud como enfermedad, tanto estar aquí como allí, tanto ser una cosa como otra. ¿Mi vida? tómala, Señor Dios mío, cuando Tú quieras. ¡Cómo no ser feliz así! Si el mundo y los hombres supieran. Pero no sabrán; están muy ocupados en sus intereses; tienen el corazón muy lleno de cosas que no son Dios.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Te doy gracias, Señor Dios mío, porque siempre sales a mi encuentro por medio de tu palabra, me iluminas y me ayudas a ver con mayor claridad. Ayúdame a serte fiel, y a vivir con una pureza de corazón cada vez mayor, a ejemplo de Santa María, Nuestra Señora de la Reconciliación. Amén
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.