Ciclo A – Tiempo Ordinario – Semana 10 – Martes
09 de junio de 2020
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, Tú que eres la Palabra de Dios hecha carne, ilumíname con tu Santo Espíritu para que, acogiendo lo que me digas a través del Santo Evangelio, pueda yo también ser luz que ilumine al mundo.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Te pido perdón Jesús por todos mis pecados. Sé que no soy digno de tu perdón, pero tu misericordia es más grande que mis pecados. Acoge, Buen Señor, a este humilde siervo tuyo y ayúdame a no pecar más contra Ti.
Lectura Bíblica
«Ustedes son la luz del mundo» Mt 5,13-16
Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.
Lectura espiritual breve
Lee esta breve reflexión que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio:
El día de nuestro bautismo nuestros padres llevaban una vela encendida. Porque ese día nos dieron el regalo más grande de todos, nos regalaron el don de la fe, que es la luz de nuestras vidas. De ahí en adelante, la misión del cristiano es ser luz del mundo. Es compartir con todo el mundo, esa luz que recibimos como regalo. Es compartir el don de Jesucristo.
Somos la luz del mundo, pero no brillamos con luz propia. Es Cristo quien brilla en nosotros y mientras más unidos estamos al Señor, nuestra luz puede brillar con mayor intensidad. No ocultemos ni por miedo, ni por vergüenza, ni por indiferencia, nuestro don más grande, el don de la fe en Cristo: “No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte… Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.
Lo que el mundo necesita no son tanto mis genialidades, sino la luz de Cristo que brilla en mí. Si me anuncio y me pregono a mí mismo, qué poco le estoy dando al otro, porque lo que el otro necesita es a Dios. Si no les doy a mis hermanos a Cristo, estoy en deuda con mis hermanos. Seamos luz del mundo, y sal de la tierra. (Padre Juan José Paniagua)
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Qué me dice el Evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Buen Jesús por esta oración. Ayúdame a renunciar a todas las ilusiones de este mundo para que, acogiendo con amor y valentía la luz que viene de tu resurrección, pueda convertirme en una lámpara que ilumine al mundo con tu amor. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva;
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
D: Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
T: Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.