Año C – Pascua – Semana 03 – Lunes
06 de mayo de 2019
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor bueno, Tú me invitas continuamente a ser tu amigo. Te pido que me acompañes en este momento de oración y que me concedas el don de la fe para creer en Ti y poder así realizar tu Plan en mi vida.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Señor, reconozco mi falta de fe. Reconozco que a pesar de mi sincero deseo de seguirte, muchas veces me cuesta creer en Ti y en tus Promesas. Sana mi corazón herido y aliéntame con tu gracia.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día
“La obra de Dios consiste en que crean en aquel a quien Él ha enviado” (Jn 6, 22-29)
Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos. Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan. Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús. Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron:
«Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?» Jesús les respondió:
«En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.» Ellos le dijeron:
«¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?» Jesús les respondió:
«La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado.»
Lectura espiritual breve
Meditemos las palabras del Padre Sebastián Correa:
Muchas veces cuando estamos cerca del Señor nos descubrimos “saciados”. Vivimos cierta alegría y paz que nos sacia interiormente, y nos dan una tranquilidad que ayuda a vivir el día a día. Pero el Señor en el Evangelio nos pone un horizonte más amplio que el día a día, pues nos enseña que debemos buscar aquel alimento que nos obtendrá la vida eterna. Y para ello es fundamental la vivencia plena de la fe en Jesucristo, que no es sólo un creer que Él es Dios, sino también un entregarle nuestra vida y estar dispuestos a seguirlo en toda circunstancia. Esto implica que muchas veces atravesaremos por situaciones difíciles y de cruz que pueden hacer parece que la “alegría y paz” que perseguimos se van alejando. Pero por el contrario, el seguimiento de Cristo siempre es un trabajo “a largo plazo”, es un buscar la eternidad y no sólo el tener cierta tranquilidad y armonía pasajeras. San Alberto Hurtado repetía que nuestra vida debía se un disparo a la eternidad. Por lo mismo, quien sigue a Jesucristo ve en sus propios actos el peso de la eternidad. Pero que no agobia y agota, sino que llevado de la mano de Cristo es un yugo suave y una carga ligera.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Qué busco cuando me acerco al Señor?
2.- ¿Tengo mi mirada puesta en esa vida eterna que el Señor me ha prometido?
3.- ¿Qué significa que mis actos tengan peso de eternidad?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Jesús pues me invitas a creer en Ti y me prometes que así se realizará en mí la obra del Padre. Te pido que me fortalezcas con tu Espíritu para caminar siempre por tus senderos. Amén
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Santa María,
Madre del Señor Jesús y nuestra,
obténnos la presencia vivificante
del Espíritu,
y la gracia de andar siempre
por los caminos de Dios.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.