Mi vida en Xto

Oración del jueves: “Vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría”

Año C – Pascua – Semana 06 – Jueves
5 de mayo de 2016

Ascension

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Buen Jesús, qué alegría tener este momento para hacerte parte de mi día. Ayúdame a mantener viva tu presencia a lo largo del día, y que escuchando tu Palabra, pueda entender tu Plan de amor para mí.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Jesús, mi Buen Pastor, así como la oveja perdida, yo también algunas veces me alejo de tu rebaño. Te pido perdón por mis faltas y pecados, y me confío a tu infinita misericordia.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día

“Vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.» (Jn 16, 16-20)

Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver”. Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: “¿Qué significa esto que nos dice: ‘Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver’?. ¿Y que significa: ‘Yo me voy al Padre’?”. Decían: “¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir”. Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: “Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: ‘Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver’. Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.

Lectura espiritual breve

Lee esta reflexión del Padre Juan José Paniagua que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio:

Este Evangelio nos presenta dos realidades que en un principio nos pueden parecer contradictorias. Por un lado, Jesús se está despidiendo, les dice que ya no lo verán. Es la despedida del amigo, está próxima la hora de su muerte, es un momento triste. Sin embargo, ¿de qué les termina hablando? De la alegría. Porque les dice a continuación: “Pero dentro de otro poco me volveréis a ver”. Les está hablando de la alegría de su Resurrección. A veces nos puede ocurrir algo parecido. Cuando pasamos por esos momentos difíciles de la vida todo se nos tiñe de gris. Y nos suele ocurrir que cuando estamos en el capítulo dramático de la película, pensamos que la película entera es así, pero en realidad es sólo un episodio, la película tiene un final distinto. Y en otro pasaje: “Y vuestra alegría será plena”. Eso quiere Jesús de nosotros, ¡que seamos alegres! La vida cristiana no son sólo sacrificios, renuncias y negaciones. Así nadie se anima. La vida cristiana está llena de esperanza y si bien hay momentos de dolor, estos no son incompatibles con la alegría profunda, la de saber que a pesar de todo estamos con Dios, que es fiel y que cumple sus promesas. El Papa Francisco se ha referido en muchas ocasiones a esto, nos ha dicho que si un cristiano no es alegre, algo está mal en él. La alegría de estar con Cristo contagia, irradia a los demás. Y la alegría que Cristo nos ofrece no se reduce simplemente a poseer bienestar o comodidad. No es la alegría de estar cómodos en una hamaca sin problemas, esa es la alegría pasajera del mundo. La de Cristo es la alegría que perdura, que se logra con la lucha, con el amor vivido día a día, viviendo el servicio, estando unidos a Cristo. Es la alegría que nadie nos puede quitar.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1. ¿Vivo con alegría mi vida cristiana? ¿Enfrento con esperanza mis problemas y dificultades?

2. ¿Qué puedo hacer para compartir mayor alegría con los demás?

Acción de gracias y peticiones personales

Señor Jesús, Tú eres un auténtico amigo. Te doy gracias por este momento de oración que me has concedido. Sólo Tú conoces lo más profundo de mi corazón, y sabes cuantas alegrías y dolores vivo cada día. Ayúdame Señor a ponerlas ante Ti, para que en ellas, me una cada vez más plenamente a tu Cruz y a tu Resurrección.  Amén.

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Reina del Cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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