Año C – Pascua – Octava de Pascua – Martes
29 de marzo de 2016
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, reconozco tu presencia en mi vida y te pido me acompañes particularmente en este momento de oración. Dame la luz de tu Espíritu para aprender a discernir tu Plan. Que aprenda, Señor, a ser de tu “familia”, cumpliendo en todo momento el designio del Padre que está en los cielos.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Tú lo sabes todo, Señor, y sabes que muchas veces me alejo de tu Plan de Amor viviendo en una tierra extraña. Tú conoces mi pecado y mi fragilidad. Pero también sabes que mi corazón anhela entregarse a Ti, a pesar de mis pequeñeces. Te pido perdón por todas mis faltas y pecados y te ruego, Buen Señor, que me acerques cada vez más a tu corazón.
Lectura Bíblica: Jn 20,11-18
María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron:
«Mujer, ¿por qué lloras?» María respondió:
«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó:
«Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió:
«Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo». Jesús le dijo:
«¡María!» Ella lo reconoció y le dijo en hebreo:
«¡Raboní!», es decir «¡Maestro!» Jesús le dijo:
«No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos:
“Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes”». María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.
Lectura espiritual breve
Reflexiona con las siguientes palabras del Padre Christian Vinces:
El amor mueve a María Magdalena a llorar y a buscar a su Señor; pero es Jesús quien la encuentra a ella, pronuncia su Nombre y se revela como el Resucitado. El Señor Jesús Resucitado sale al encuentro de la búsqueda de la Magdalena para consolarla y darle la esperanza de la Resurrección. Así también el Señor Resucitado salió al encuentro de los discípulos de Emaús para iluminar su fe y su esperanza. Así también el Resucitado sale a nuestro encuentro y quiere revelarnos el amor del Padre, pronuncia nuestro nombre y nos invita a anunciar su Resurrección con nuestra propia vida. Dejémonos encontrar por el Resucitado, escuchemos cómo pronuncia nuestro nombre para poder ser sus testigos en medio del mundo.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1. ¿Cómo el Señor Jesús Resucitado sale a mi encuentro para mostrarme su amor?
2. ¿Qué significa para mí que el Hijo de Dios vivo conozca mi nombre y me llame por él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias, Señor por este momento de oración y de encuentro contigo. Ayúdame a tener confianza en ti y en tu amor. A vivir con la alegría de la certeza de que siempre cumples tus promesas. Enséñame Señor a acoger la gracia de tu Resurrección y anunciar esta inmensa alegría a todos mis hermanos. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.