Año C – Tiempo Ordinario – Semana 27 – Viernes
7 de octubre de 2016
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, reconozco tu presencia en mi vida y te pido me acompañes particularmente en este momento de oración. Ayúdame para que la luz de tu verdad ilumine mi vida.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Tú, Señor, lo sabes todo. Sabes que a pesar de que muchas veces me he alejado del buen camino, anhelo estar siempre contigo. Aquí estoy, Buen Señor, dispuesto una vez más a recibir tu perdón y a poner más de mi parte para vivir según tus enseñanzas.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día
“El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama” Lc 11,15-26
Pero algunos de ellos decían: “Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo. Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: “Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: ‘Volveré a mi casa, de donde salí’. Cuando llega, la encuentra barrida y ordenada. Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio”.
Lectura espiritual breve
Te compartimos este breve texto del Padre Juan José Paniagua:
Hoy Jesús dice algo muy importante: el maligno no está en guerra civil, sino ya hubiera perdido. Parece más bien que sus ataques están muy bien coordinados. El mal no está dividido, más bien parece que le conviene unir fuerzas, para hacerse más poderoso.
Y eso pasa muchas veces en nuestras vidas. Cuando alguien nos hiere, nos ofende o comete alguna injusticia con nosotros, muchas veces buscamos pagar el mal con otro mal, pagando con la misma moneda. Si nos hicieron algún daño queremos hacerles lo mismo, si se portaron mal con nosotros, les pagamos con nuestra indiferencia. ¿Qué estamos haciendo? Añadiéndole al mal que hemos recibido, otro mal adicional: nuestra venganza, nuestro desprecio. Nos olvidamos que el mal no se soluciona con otro mal.
El mal se vence a fuerza de bien. No hay nada más poderoso que el bien, que unirnos al Señor, para poder derrotar al mal. Por eso en el Evangelio es Jesús quien expulsa a los demonios, Él es quien vence al maligno. Solo estando con Él podemos vencer, y recordemos lo que nos ha dicho: el que no está conmigo está contra Mí, el que no recoge, desparrama. Es decir, si no estamos del lado del bien, ya estamos en el mal, no hay terreno intermedio, no existe campo neutral. Abrámosle las puertas a Jesús y dejemos que entre en nuestro corazón y nos transforme.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1. Frente a los males que recibes, ¿devuelves otros males?
2. ¿Sabes que solo con el Señor puedes derrotar el mal que nos acecha? ¿O piensas a veces que solo basta tu esfuerzo?
3 ¿Le pides ayuda a Dios con insistencia?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias, Señor, por tu infinito amor, gracias por mostrarme la importancia de mantenerme siempre atento ante las tentaciones del Enemigo. Ayúdame a luchar siempre contra el pecado y a no descuidarme nunca en mi oración personal y en el combate espiritual. Que tu gracia nunca me abandone y me ayude a acercarme cada día más plenamente a Ti. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Encomendémonos a nuestra Madre rezando:
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A Ti clamamos
los desterrados hijos de Eva;
a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros
esos tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
D- Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
T- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas
de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.