Año C – Tiempo Ordinario – Semana 02 – Viernes
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Ayúdame, Señor Jesús, a disponer mi mente y corazón para este momento de encuentro contigo. Ayúdame a hacer silencio en mi interior para poder escuchar tu Palabra, interiorizarla y, con la fuerza del Espíritu Santo, hacerla vida en mí.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
«Misericordia, Dios mío, por tu bondad; por tu inmensa compasión borra mi culpa» (Sal 50,1). Saber que tu misericordia son siempre más grandes que mi pecado me llena de confianza para acudir a Ti arrepentido y ponerme en tus manos amorosas.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día
“Así instituyó a los Doce” (Mc 3,13-19).
Después subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios. Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
Lectura espiritual breve
Lee este texto del Padre Alberto Hadad que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio:
El Señor Jesús al iniciar su misión apostólica eligió a doce apóstoles para que lo acompañaran de manera cercana en su misión y la prolongaran luego de que Él muriera y resucitara. Esos apóstoles fueron elegidos de manera gratuita, porque el Señor quiso y no porque hubiesen hecho algún mérito previo.
Esta elección por parte del Señor nos muestra cómo, en su gran misericordia, Él confía en seres humanos muy limitados y pecadores a quienes llama por su nombre. Éstos hombres no eran grandes letrados sino, en su mayoría, gente muy sencilla dedicada a oficios como el de pescadores. Así como en el inicio, el Señor sigue llamando apóstoles para seguirlo de cerca y para conducir a su Iglesia.
Recemos hoy para que el Señor siga “enviando obreros a su mies” y para que aquellos llamados sepan responder con fidelidad y valentía a pesar de sus fragilidades.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1. ¿Confío en los ministros de la Iglesia a pesar de sus fragilidades?
2. ¿Soy consciente de que el Señor actúa por medio de personas frágiles y pecadoras?
3. ¿Rezo para que el Señor envíe vocaciones a la Iglesia?
4. ¿Soy consciente del llamado personal que el Señor me ha hecho?
5. ¿Estoy dispuesto a responder a su llamado?
Acción de gracias y peticiones personales
Te doy gracias, Señor, por este momento de oración, por la oportunidad que me das de aprender de Ti, de conocerte más, y así poder amarte más. Sabiendo que somos débiles, has querido que la fuerza de tu amor brille en nuestra debilidad. Te pido Señor que me ayudes a avanzar con paso firme en el camino que Tú me muestras para mi vida y deje actuar tu gracia en mí.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Encomendémonos a nuestra Madre rezando:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
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